Así es, en efecto; los maestros jubilados agremiados a la Sección 50 del SNTE cumplieron con la movilización y plantón de 30 horas frente al palacio de Gobierno estatal para exigir el incremento del 6.43% correspondiente al año pasado e, incluso, el de este año 2025. De arranque, el movimiento autodenominado “Seis, cuarenta y tres” logró amotinar un promedio de 200 trabajadores de la educación jubilados afuera del Palacio de 5 de Mayo el pasado lunes, al filo del mediodía, consiguiendo los reflectores locales, nacionales e internacionales. Se pudo observar, con objetividad, que el promedio de edad de los manifestantes oscila entre los 78 y 80 años. ¡Qué barbaridad!
La verdad de las cosas: estuvimos al pendiente de este superplantón, debido a que pernoctó una comisión de alrededor de 20 maestros, soportando el fresco de la noche del lunes y madrugada del martes; no obstante, el magisterio activo dormía entre sus sábanas tibias y techos confortables. Ello motivó una reunión urgente por parte de algunos funcionarios del gobierno.
La comunidad magisterial está reaccionando poco a poco a favor de este movimiento magisterial jubilado; sin embargo, requiere de mayor presencia física de adeptos. Va creciendo lento, pero va creciendo. Lo sobresaliente de la acción es que van por todo, a pesar de todo y con todo. Sabedores de que el desgaste físico emocional que esto conlleva es considerable, los maestros dicen que es lo de menos, con tal de conseguir el objetivo trazado. Son mentores de la vieja guardia que no saben amedrentarse ante cualquier adversidad posible. Incluso, comentaron que “para lo que nos queda de vida, vale más morir de pie que vivir de rodillas”. Están hechos de madera maciza, como el mezquite de la región norteña. Sí, señor.
Ahora bien, asombro mayúsculo: ante la narrativa anterior, nos cuenta una lideresa de este movimiento que, al parecer, fue llamado el secretario general de la Sección 50 para saber su postura, ya que, al final de la jornada, aún es el representante de Alfonso Cepeda Salas, secretario general nacional del SNTE. Entró a la sala de juntas gubernamental y salió con una propuesta, misma que compartió con los dirigentes del movimiento.
Se nota, a todas luces y a leguas, que el gobierno no quiere colgarse “un muertito” por esta situación. Los quejosos ya manifestaron que “no se moverán de ahí por nada del mundo”; que, como es justa y legal su lucha, “están en todo su derecho hacerse ver para exigir sus incrementos salariales”. De resultar ciertas sus aseveraciones, tendríamos un escenario lleno de expectativas, toda vez que la presencia de “Juanjo” Gutiérrez reforzaría (¿?) sus intenciones. Los mentores pertenecientes a la tercera y cuarta edad tienen sus sospechas en lo dicho con antelación, toda vez que, el mismo martes, el gobierno, en lugar de solucionarles al cien por ciento sus peticiones, ofreció “el jugoso” 1%. Bueno, al menos ya hubo un ofrecimiento.
Buscando coherencia en los acontecimientos, se esperan las intervenciones tanto de la docencia activa como la de los representantes sindicales. Estamos convencidos del éxito total si esto llegara a pasar; solo es cuestión de tomar acuerdos que beneficien a la gran mayoría de los afiliados del SNTE y no a unos cuantos.
Según lo declarado por los voceros oficiales de los profesores, serán atendidos hasta el 6 de noviembre por una comisión gubernamental más amplia y, al parecer, con mayor representación en la toma de decisiones. Si, producto de las negociaciones, se llegaran a acuerdos bilaterales de mutuo beneficio, ¡enhorabuena! Ganó Nuevo León. Si no, esto seguirá hasta que se acabe. ¿Cuándo? Hasta que los maestros lo decidan o fallezcan. ¿Qué? La verdad como es, se tenía que decir y se dijo. Hasta la próxima.
