Opinión

Los 'No lugares”. Espacios del anonimato.

Sección Editorial

  • Por: Zaira Eliette Espinosa
  • 11 Abril 2023, 20:00

Y además agrega el autor: “Tenemos que aprender de nuevo a pensar el espacio”. Se trata del escritor y antropólogo francés Marc Augé que en 1993 publicó: “Los no lugares. Espacios del anonimato”. El concepto del no lugar lo acuñó en los noventa, ya con el agravio de las grandes ciudades y su gentrificación: “La relación con la historia que puebla nuestros paisajes está quizá por estetizarse y, al mismo tiempo, por desocializarse y volverse artificiosa”. Pero, ¿qué es un “no lugar”? Para muchos, considerar espacios como la parada del camión, la orilla de una carretera, un elevador, el lobby de un banco o un pasillo de la estación del metro, resulta irrelevante para relacionarse con nuestra identidad histórica colectiva o personal. Un no lugar es un espacio para transitar, sin permanencia, de itinerarios fugaces como los minutos que duramos frente al cajero automático. Augé habla de las geografías íntimas, de cómo las colectividades así como los individuos piensan en su identidad, una compartida y a la vez diversa, que manejan como punto de convergencia el uso de los espacios. Los no lugares se dimensionan por su anonimato, no encajan en la construcción de un recorrido cultural, aunque pueda parecerlo. Para referirse a un espacio patrimonial, Augé menciona: “Los caminos y los cruces de rutas en Francia tienden a volverse “monumentos” (en el sentido de testimonios y recuerdos) en la medida en que su nombre de bautismo los sumerge en la historia… La referencia histórica siempre es más masiva. No hay un solo centro de París”. Sin embargo, añade: “Nuestras ciudades se transforman en museos (monumentos devastados, expuestos, iluminados, sectores reservados y calles peatonales), a pesar de que nos apartan de ellos una serie de desvíos, autopistas, trenes de gran velocidad o vías rápidas”.El contraste del espacio identitario con el no espacio se visibilizó con la reciente crisis sanitaria de la pandemia, en la cual, el confinamiento reestructuró la mirada a nuestro entorno. El encierro nos abrió los ojos a esas fronteras que también el autor menciona, aquellas entre la naturaleza salvaje y la naturaleza cultivada. La vida de los lugares ¿depende de los cuerpos que los transitan? “Los no lugares” es un libro que tiene una vigencia relevante, abre el debate de nuestra visión de pertenencia a los espacios en los cuáles existimos. En resumen: “Si un lugar puede definirse como lugar de identidad, relacional e histórico, un espacio que no puede definirse ni como espacio de identidad ni como relacional ni como histórico, definirá un no lugar. La hipótesis aquí defendida es que la sobremodernidad es productora de no lugares”. 

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