¿Y realmente crees que le va bien a Nuevo León?... Eso me preguntó una persona al salir del muy espectacular Cuarto Informe del gobernador Samuel García, donde escuchamos numerosas veces la frase “primer lugar” asociada al estado, y un panorama que, por obvias razones, se pinta sumamente optimista.
Yo creo que sí le va bien, y que le va a ir mejor, le dije. Y realmente lo creo. Pero hay claroscuros que habría que puntualizar y reflexionar.
Nos va bien en Nuevo León por tres grandes motivos, me parece.
Uno es su gente. Y no es cliché: más allá de la tradición emprendedora, de esta gente “echada pa’ delante”, “francota” y que admira y busca emular las cosas que se hacen bien en lugares como Texas y en buena parte del mundo “occidental”, tenemos en NL a un tipo de mexicano que podríamos calificar de “sobresaliente” en muchos renglones. Sin dejar de tener mucho de lo bueno de ser mexicano, como esa noción clave de la familia, el optimismo y la actitud de servicio, el nuevoleonés es, en promedio, sumamente trabajador, es creativo, se informa y se educa; viaja, se ilustra y —lo más importante— tiene plena confianza en sus capacidades y una de ellas es la de poder ser un “ciudadano del mundo”.
Dos, nos va a ir bien por algo que nos llega casi por un accidente de la naturaleza y la historia: somos frontera y estamos en una ubicación geo-estratégica privilegiada, lo cual, sumado a las condiciones favorables del estado, nos hace ser el lugar perfecto para invertir y hacer negocio; con todo y Trump, porque la fuerza del mercado —y más, la buena mano de obra— siempre terminarán pesando más que los aranceles.
Tres, tenemos una administración gubernamental estatal que, le podrá gustar o no a algunos, pero está compuesta de muchos buenos elementos y lo cierto es que está cada vez más enfocada en dar resultados. Y lo mejor: convive —y depende de— una sociedad sumamente exigente y que cada vez presiona más.
Si algo nos quedó claro de este último informe de Samuel es que su apuesta es presumir Nuevo León a nivel nacional porque eso lo puede impulsar más lejos. Y bajo esa lógica, necesita sí o sí hacer las cosas bien en este estado.
También resulta evidente que a Samuel García le gusta trabajar. Se levanta a las cinco de la mañana y comienza a mover a su raza. Por eso tenemos obras récord, y este año de preparativos para el Mundial será un atributo clave.
Y otro rasgo que alguna vez me hizo ver un analista: el gobernador es alguien que gusta de sacar buenas calificaciones. Y presumirlas. Usemos como sociedad esto a nuestro favor. Reconozcamos lo bueno; presionemos en donde hace falta.
En síntesis: tenemos mexicanos destacados, una geografía privilegiada y políticos prendidos, ávidos de demostrar. Si combinamos bien estos atributos, Nuevo León puede estar mucho mejor.
Sólo hay otras cosas que debemos reconocer seriamente y corregir. Hay problemas en Nuevo León con las apariencias, la banalidad y las falsas ideas sobre lo que conduce a la felicidad.
En una metrópoli que está por estallar en crecimiento, donde llegará más dinero y en todo habrá “más”, la seducción de una vida vacía será un reto creciente.
Los problemas que vienen serán más internos que externos. Donde habría que prepararse más, sería en cuestiones del alma, y quizá ya no del bolsillo.
To be continued.