Donald Trump ha ofrecido a los 2 millones de palestinos que habitan la Franja de Gaza reubicarlos en Egipto o Jordania y hacer de su lugar de origen, hoy reducido a escombros, un enorme resort. Siniestro eufemismo.
Es decir, la pacificación de la zona implicaría construir, mediante el uso de la fuerza, la Riviera del Oriente Próximo, levantando hoteles de cinco estrellas y casinos de lujo en el enclavo costero. Esto, luego del cheque en blanco a Benjamín Netanyahu para bombardear a todo un pueblo y allanar el camino a la colonización como solución final.
Esta idea del resort como especulación inmobiliaria (otra forma de llamar al genocidio o a la perpetración de una limpieza étnica del primer ministro de Israel) no es nueva. Es parte del siniestro plan del Deep State en EUA, lo mismo usando a Joe Biden que a Donald Trump. La narrativa es la de siempre. Es también un mensaje de Trump a quienes habiten territorios clave para los intereses gringos:
“Si no se someten a mis condiciones, los trataré como a los palestinos de Gaza. O los convenceré de volverse el estado número 51 de EUA como a Canadá; o los obligaré a dejar transitar gratuitamente mis buques, como acabo de hacer con el canal de Panamá; o les compraré territorio, como a Groenlandia; o les enviaré a mis presos peligrosos para que me los cuiden, como haré con El Salvador de Bukele, por muy amigo mío que diga serlo”. ¡Cuidado con cruzar tantas líneas rojas al mismo tiempo!
El vicepresidente de EUA, JC Vance, ya sugirió que intervenir militarmente en México es una opción. El secretario de Defensa de EUA, Pete Hegset, ha dicho que invadir México es una propuesta sobre la mesa.
¿Hablan por hablar? No. Sus ocurrencias llevan método. Igual que la exigencia del fullero de Trump de hacerse con el control de la Franja de Gaza para volverla un resort (desplazando a millones de palestinos), o invadir México, o intervenir militarmente en nuestro país, son ideas excesivas que pretenden normalizar una posibilidad. En otro artículo señalé que a esto se le denomina: “la ventana de Overton”. Suelta una exageración, una salida de tono, para que en el futuro la opinión pública lo sienta como cosa factible. Palestina es un espejo de lo que podría suceder en México si no contenemos las dinámicas de dominación imperialista.
El Deep State de EUA no entiende que es mejor tener socios con quienes comerciar que tener poblaciones autóctonas a quienes aniquilar. Los bloques regionales dejan mejores utilidades que someter pueblos mediante la represión desestabilizadora.
No sería la primera vez que el Deep State de Estados Unidos recurriera al colonialismo o a la desaparición de todo un pueblo, solo que ahora Trump lo declara abiertamente, sin cortapisas, sin pudores democráticos. Por eso, apoyar la causa palestina es apoyar la defensa de nuestra soberanía.
México es el creador de la Doctrina Estrada: respeto entre países. Decía el escritor Aleksandr Solzhenitsyn: “Defendamos las fronteras lejanas para no tener que defender más tarde las fronteras nuestras”.