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Opinión

Paro estudiantil en Saltillo: ¿puede extenderse?

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Para cuando usted lea estas líneas, el paro estudiantil realizado por alumnos del Instituto Tecnológico de Saltillo (ITS) habrá cumplido ya una semana y no se vislumbra solución para el mismo. El tema es relevante porque los estudiantes mantienen cerrado al tránsito vehicular un tramo de la principal avenida de la capital coahuilense: el bulevar Venustiano Carranza.

El cierre de la vialidad es, por cierto, el aspecto más visible de un “movimiento” iniciado en protesta por el uso de la escalinata frontal del ITS para instalar un “área VIP” desde la cual autoridades estatales, municipales y otras “personas relevantes” pudieran disfrutar –con el acompañamiento de su bebida favorita– el concierto de Grupo Frontera organizado el 14 de septiembre con motivo de las fiestas patrias.

La indignación generada entre la comunidad estudiantil por tales hechos provocó el surgimiento del hashtag #ElTecNoEsCantina y a partir de éste, la organización de una manifestación la cual derivó en el cierre de la vialidad, la emisión de un pliego petitorio y la determinación de los alumnos de no levantar el plantón hasta verlo satisfecho.

Y aunque a estas alturas, el denominado Movimiento Estudiantil Burros Pardos ha caído en el inevitable impasse posterior a la efervescencia y entusiasmo iniciales –tras lo cual se acerca peligrosamente al inmovilismo típico de las iniciativas desestructuradas–, en el horizonte aparecen indicios sobre la posibilidad de expansión del conflicto a otras instituciones.

El fin de semana circularon noticias sobre protestas en diversos planteles del mismo sistema de institutos tecnológicos en Pachuca, San Luis Potosí, Chihuahua y Cintalapa (Chiapas). Tales reportes se suman a otros difundidos en agosto pasado relativos a conflictos en los planteles de Zacapoaxtla (Puebla), Orizaba y Zongolica (Veracruz).

El común denominador de tales eventos es la petición para destituir directivos, la demanda de corregir el funcionamiento deficiente de las instalaciones y el mejoramiento del nivel educativo. A diferencia de lo ocurrido en Saltillo, en ninguno de los otros casos se ha registrado el cierre permanente de vialidades o la suspensión prolongada de actividades en los planteles.

Sin embargo, la semana anterior las cabezas del movimiento en la capital coahuilenses demandaban “solidaridad” de los estudiantes de otros planteles del sistema tecnológicos, así como de otras instituciones de educación superior de Saltillo y les animaban “a hacer lo mismo”.

Hasta ahora ninguna otra universidad local se les ha unido. En buena medida porque no ha existido ningún intento de represión por parte de las autoridades –ni estatales ni municipales– y, contrario a tal posibilidad, se han obsequiado tres de sus principales exigencias: la destitución de la directora del plantel; el cese de la representación estudiantil y la firma de una carta compromiso de no represalias contra los estudiantes.

Sin embargo, como suele ocurrirle a este tipo de movimientos, la adrenalina generada por el “éxito del movimiento” –éxito medido solamente en la posibilidad de mantener cerrada una vialidad importante durante más de una semana– ha llevado a sus líderes –aunque ellos niegan la existencia de tales– a ubicarse a sí mismos en el centro de “algo más grande”… aunque no sean capaces de describirlo.

Pero algo ha demostrado la historia de los últimos años: no hace falta un núcleo ideológico importante ni un discurso estructurado en torno a un conjunto preciso de exigencias para incendiar la pradera. Quizá por ello ayer inició en Saltillo el proceso de “contraste” del sector empresarial con los estudiantes: el representante local de la industria hotelera ha demandado su desalojo acusándolos de generar pérdidas millonarias.

En ese terreno se desarrollará el conflicto en las próximas horas: el de la tensión entre quienes sostienen el movimiento y quienes ya lo consideran un exceso y demandan su disolución. A la larga prevalecerá la segunda posición, pero en el corto plazo cualquier cosa podría ocurrir si alguien incurre en la torpeza de subestimar la protesta.

@sibaja3

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