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Opinión

Causas y efectos de un país que se aplaude a sí mismo

Hablando en Plata

En el mundo socioeconómico, todo tiene una causa y un efecto.

Haciendo a un lado las causas de fuerza mayor —terre¬motos, inundaciones, etcétera— que se encuentran fuera del alcance del hombre, todo avance o disminución en el pro¬ceso económico de un pueblo tiene su origen en el com¬portamiento de sus ciudadanos y dirigentes. Roma fue grande por su pueblo y gobierno, y Roma cayó por los romanos.

Los fenómenos económicos se han cubierto, a través de la historia, con una serie de mitos y deformaciones tendientes a satisfacer ideologías de uno u otro bando o a justificar partidos y gobernantes. 

Según sea la tendencia del crítico, será la impresión que nos formemos de los fenómenos económi¬cos presentes y pasados.

Más que la diferencia de recursos naturales, son las formas de organización social las que determinan que, en ciertas zonas de la tierra, exista progreso y abundancia, y que en otras subsista el atraso y la escasez.

El progreso y la abundancia no se crean de forma espontánea; son consecuencia de un clima social que per¬mite al hombre desarrollar sus potencialidades, y cuando este clima es perturbado por un sistema de gobierno, el hombre no crea y la sociedad se estanca.

En México, en los últimos años, no sólo se ha estancado el progreso económico en muchos aspectos, sino que hemos retrocedido. Sin embargo, el gobierno nos presenta un panorama del cual deducimos que nuestro país nunca había estado tan bien, y que, gracias a todas las medidas adoptadas, hemos podido lograr una mayor justicia social, una mejor repartición de la riqueza y una mayor inde¬pendencia económica. Casi nadie se atreve a decir que esto es falso. 

Los líderes obreros, empresariales y legisla¬dores emiten opiniones que, en lugar de orientar a los sectores que dirigen, provocan una mayor confusión. En nombre de la prudencia y para no sembrar el pánico, no sólo ocultan los errores del gobierno, sino que hasta los aplauden. Unos, por miedo de perder lo que tienen, y otros, con la esperanza de obtener una tajada del botín, callan, disimulan y justifican.

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