No es ninguna exageración: el proyecto Viaducto Elevado Morones Prieto, una parte importante de Corredor FIFA, será una de las más grandes obras del Área Metropolitana de Monterrey. Sin embargo, hay voces inconformes que quieren sabotear esta súpercarretera y que han puesto el grito en el cielo oponiéndose a su construcción.
Antes de desbaratar cada uno de los argumentos de los inconformes, te explico de qué se trata este proyecto. A grandes rasgos, se trata de un segundo piso vehicular, es decir, un viaducto elevado, de 16.6 km que hará mucho más fluido el tránsito de 10,000 vehículos por hora.
Lo sorprendente es que tendrá 6 carriles, donde el carril central podrá ser reversible, y tendrá un carril exclusivo de tránsito pesado para limitar el paso de este tipo de vehículos en la Avenida Morones Prieto. Este segundo piso continuará el viaducto que viene de Saltillo, Coahuila y terminará antes de la caseta de la autopista al Aeropuerto Mariano Escobedo.
Dicho de otro modo, tomar esa misma ruta de punta a punta reducirá los tiempos de tránsito a menos de la tercera parte de lo que hasta ahora se hace. Toda una proeza de ingeniería planeada, operada y trazada por el equipo de profesionales de la secretaría de Movilidad.
De esta forma, por el lado de Constitución tendremos la línea 4 y 6 del Metro que serán las más largas del Continente, y del lado de Morones tendremos el viaducto que será más largo incluso que el que se construye en este momento en ciudades como San Antonio.
Ahora procedo a deshacer los infundados “peros” que muchos de buena o mala fe le ponen al mega viaducto Morones Prieto.
El primer argumento en contra de este mega proyecto consiste en que será una obra construida por privados. Esta queja cae por su propio peso: la mayoría de los viaductos elevados de cualquier gran ciudad del mundo son construcciones privadas, mediante concesiones otorgadas por el Estado.
El segundo “pero” consiste en que será un segundo piso de cobro. Sí, en efecto, así se tiene contemplado, de paga, tal como lo son todas los segundos pisos de todas la ciudades del mundo como CDMX. Sin embargo, precisamente porque son concesiones a particulares, y contando los conductores de vehículos con la posibilidad de optar por conducir en la avenida de abajo, sería un contrasentido que el peaje fuera caro; no sería negocio. Si no se ajusta una tarifa razonable y competitiva, los inversionistas no recuperarán su inversión y perderán su dinero. ¿Se entiende?
De manera que aún cuando algunos deciden no pagar la cuota y circular por la avenida gratuita, ya sería una arteria vehicular más fluida, sin las congestiones que sufrimos hasta ahora.
Pero si bien esas ventajas son evidentes, no lo son tanto como para que los quejosos puedan o quieran escucharlas. Y, no hay peor sordo que el que no quiere oír.
En otro artículo, mencionaré otras ventajas que tenemos con esta misma obra, por ejemplo, una ciclovía que, gracias a que se construirá por abajo del segundo piso, será techada, lo que aliviará de contingencias climáticas a los ciclistas. Y, para los defensores del río Santa Catarina, el viaducto no estará en el cauce, sino que queda al margen del río. Este será tema para un artículo posterior.