La propaganda irá en ascenso a medida que avance la contienda electoral. Los nuevoleoneses tendremos cinco boletas en las manos, votaremos por todo excepto gobernador.
Con el exceso de desinformación que provocan las campañas y la necesidad de todos los candidatos por prometer lo imposible, para el ciudadano no politizado es difícil decidir, finalmente lo hará al estar frente a la urna, pero ¿de dónde surge su definición?
Las personas no inmersas en la política decidirán por cuatro aportaciones básicas: por la influencia familiar, la información del exterior que recibe principalmente de boca en boca, por simpatías o antipatías y por experiencias agradables o desagradables previas; casi nunca es derivado de los promocionales de los candidatos.
Ante el desconocimiento, la influencia de algún familiar más avezado se convierte en información determinante, sobre todo si ese familiar o amigo tiene autoridad moral sobre la persona.
Las reuniones sociales y los grupos laborales son fuente de información “o desinformación” electoral. Las personas somos altamente influenciables, por lo que alguien interesado en promover a un proyecto en especial, hablará maravillas de algunos candidatos y pestes de otros, cuando esto suceda filtremos la información y reflexionemos sobre los intereses que le mueven.
Las afinidades, simpatías o antipatías que las personas despertamos en los demás, también influyen, cuán común es escuchar que alguien expresa: “no conozco a tal persona, pero tiene cara de que me cae mal, de que es sangrón, de mentiroso…”, etcétera. Evitemos que otras personas nos descarguen sus filias y fobias, no seamos presa de animadversiones ajenas a nosotros.
Las experiencias previas son de alta determinación, cuando un candidato evita el acercamiento de una persona, en ese momento pierde un voto. Conocí algunos que se lavaban las manos con desinfectante luego de saludar a los electores, otros a quienes su seguridad impedía a los electores acercarse con el candidato, estas son acciones aliadas del rechazo.
Vamos a votar el 2 de junio, lo haremos, por presidente de la República, senadores, diputados federales, presidente municipal (incluida su planilla al cabildo) y diputados locales. Tendremos a mano cinco boletas al mismo tiempo, la emoción del momento es intensa, fácil es confundir la decisión al cruzar la boleta.
En todas las boletas hay la posibilidad de anular el voto o elegir entre al menos tres opciones; en algunos casos, muchas más. Para presidente son dos mujeres y un hombre, todos con sus propias ideas de cómo se debe gobernar al país.
Más allá de quien encabece el Poder Ejecutivo, existe el Poder Legislativo como un contrapeso natural en el modelo republicano vigente desde hace 300 años. Un esquema pensado para contener las vanidades del gobernante en el Poder Ejecutivo y que éste no se convierta en tirano.
En el Poder Legislativo se requieren equilibrios que eviten desfiguros como los ocurridos en el Siglo XX hasta los años 90 o los vividos en el actual sexenio, donde los legisladores del partido en gobierno han perdido toda compostura frente al otro poder.
Es necesario que se empodere a las minorías, los partidos mayoritarios ya tienen su agenda. Necesitamos en el Poder Legislativo tercios semejantes, el verdadero equilibrio que impida los albazos del partido en el poder y los revanchismos de la oposición. Se requiere fuerza en la tercera vía donde se habiliten los consensos.
México necesita de una tercera fuerza que mitigue a los partidos en guerra: las izquierdas y las derechas.