‘¡No le pegó al balón como tenía que hacerlo!’… escucho eso y me pregunto: ¿Qué pensarán los futbolistas al oír eso?
Sobretodo cuando viene de alguien que, frente a un micrófono, está criticando al protagonista de una actividad que el comentarista en su vida practicó.
Somos ligeros para hablar, irresponsables al criticar, groseros al juzgar, y no nos damos cuenta que en la búsqueda de las famosas interacciones propias de las redes sociales caemos en el señalamiento hacia aquellos que dedican su vida a la práctica del futbol, siendo que nosotros, apenas y somos capaces de patear un balón sin técnica y sin propiedad.
Y ojo, que estoy hablando en primera persona, porque debo de reconocer que no estoy exento de esta práctica que tanto daña al futbol.
Incluso, existen quienes van más allá, poniendo en tela de duda la honorabilidad del futbolista y se atreven a relacionar, con astucia de zorros, la falla sobre una cancha con temas de apuestas o supuestos problemas internos de los futbolistas con sus superiores, llámense técnicos o directivos.
Ahora bien, la circulación es en ambos sentidos, porque algunos jugadores o exjugadores profesionales del deporte más popular del mundo son incapaces de aceptar una crítica o análisis por parte de comunicadores bien intencionados, queriendo siempre ganar la discusión bajo el argumento de: “Yo jugué futbol profesional, tú no”.
Sería bueno que ambas partes aceptáramos nuestra responsabilidad, la cual nos lleva -a los periodistas- a informar los hechos, y sí, también a verter opiniones, pero al menos esforzándonos por hacerlo con conocimiento de causa, ya que de esa manera acercaría al individuo, pero también al gremio, a una credibilidad que nos favorecería para hacer crecer el periodismo deportivo.
En fin, tal vez tengo poco que escribir, y por ello me puse a soñar, sueños que muy probablemente vayan más allá de lo realizable.
¡Aunque arda!