Regidores Mochos
Sección Editorial
- Por: Adalberto Madero
- 31 Diciembre 2025, 00:00
En Monterrey, durante la década de los 20, se volvió a IMPULSAR el crecimiento económico, social y cultural para darle a la capital nuevoleonesa un toque de MODERNIDAD, como venía sucediendo en las principales ciudades del país.
Las finanzas públicas limitadas no impidieron que se iniciara la apertura de avenidas, construcción de edificios, mejoramiento de los servicios públicos, reforma educativa, establecimiento de escuelas de artes y oficios, la propagación de la radio y los espacios para el entretenimiento popular como los teatros de revista. La diversidad de géneros teatrales no siempre contó con la aprobación de las autoridades locales; algunas pretendieron censurar ciertos espectáculos, como fue el caso del Ra-ta-plan en 1925; veámoslo a continuación.
El Ra-ta-plan fue una famosa revista musical mexicana que se estrenó en el Teatro Lírico de la Ciudad de México en 1920. Espectáculo popular que combinó la comedia ligera, música, baile y la presencia de mujeres semidesnudas o con vestuarios atrevidos para la época. Fue una adaptación del exitoso espectáculo francés Le Ba-ta-clán, que había traído a México Madame Rasimi. Tuvo tanto éxito de taquilla que pronto fue adaptado por varias compañías teatrales capitalinas, cambiando el concepto de las revistas musicales en el país. Su puesta en escena llevó a la desinhibición total al teatro: las actrices que participaron en este tipo de espectáculo rompieron con los modelos sociales impuestos a las mujeres mexicanas.
Manuel Neira Barragán en su libro “Cuatro décadas del teatro en Monterrey, 1900-1940” refiere el estreno de esta obra: “…parodia del bataclán parisino de Madame Rasimi(…) En esta compañía era principal estrella la traviesa y nunca olvidada Lupe Vélez, de belleza y gracia única; figuraba un cuadro de muchachas bonitas y de buenos cómicos, entre otros el Chato (Eduardo) Rugama, Joaquín Pardavé y otros magníficos elementos. Con música muy alegre de Emilio Uranga y Manuel Castro Padilla y otros compositores de moda. Espectáculo muy atractivo, muy lujoso y decoraciones sumamente vistosas, por lo que gustó muchísimo. Figuraban en este espectáculo Lupe Nava, Victoria Obregón y Laura Miranda, todas ellas muy guapas, muy femeninas y muy artistas… Ah… y “La Novia de Monterrey”, Dorita Ceprano, que presentaba aquel cuadro Friné que volvía loco al público.”
A pesar de su éxito rotundo, debido a la actuación de artistas femeninas con poca ropa y al uso de lenguaje en doble sentido, las mentalidades conservadoras de aquellos años pugnaron por su censura. Una de las acciones más aparatosas sucedió en la ciudad de San Luis Potosí, donde un grupo de señoras y señoritas de la Acción Católica boicotearon a todas las personas que asistieron a estas funciones en el Teatro de la Paz, se colocaron enfrente de ese edificio para repartir volantes donde condenaban la obra y para registrar en listas negras los nombres de quienes asistieron al espectáculo indecente, para posteriormente darlos a conocer.
Monterrey no fue la excepción a este tipo de censura. Durante la alcaldía del Dr. Nicandro L. Tamez, en la junta de cabildo del 2 de junio de 1925, fecha en que se estrenó esta revista musical en el Teatro Independencia, el regidor Francisco A. Tamez solicitó a los regidores que se conminara a la compañía teatral por ofrecer un espectáculo inmoral, a efecto de evitar el relajamiento moral. A esta petición se sumaron los regidores Juan. N. Cantú y el profesor José Garza Martínez, pidiendo incluso la cancelación de las funciones. No obstante, el regidor Samuel García Cerda advirtió que «si se tratara de ejecutar lo propuesto en la moción que se discute, bien podría llamarse Ayuntamiento de Campanario al de Monterrey”. Destacó que: “En el Ra-ta plan existe arte y belleza, dos elementos que jamás han sido proscritos, sino siempre admirados». Otros regidores se sumaron a la discusión, poniéndose finalmente a votación, la cual arrojó 15 votos en contra de la moción del regidor Tamez y cuatro a favor. Por consiguiente, fue desechada la moción por mayoritaria, por lo que el público regiomontano pudo disfrutar de este espectáculo digno de las grandes ciudades.
A pesar del aire cosmopolita que se respiraba en la ciudad a raíz del crecimiento económico impulsado por la industrialización, seguía habiendo reticencias sobre algunos espectáculos teatrales, prueba evidente de la doble moral con que se han conducido algunos integrantes de la clase política regiomontana.
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