Cuando suceden los desastres naturales, las fake news son un acto criminal.
Con tal de dañar la reputación de los políticos rivales, se difunden masivamente noticias falsas. En las guerras, como en los huracanes, la principal víctima es la verdad.
Un día después de la devastación de Otis, huracán de categoría 5, quise organizarme con los vecinos de mi colonia para enviar alimentos y medicinas a Guerrero.
Muchos vecinos míos de San Pedro, incluso amigos cercanos, me respondieron con un no rotundo, mostrándome un mensaje de un supuesto Omar Flores, donde denunciaba (según él) que fue extorsionado por soldados en Guerrero, robándole los víveres de apoyo para damnificados.
Por más que les explique que ese mensaje era fake new y no existe evidencia documental del atraco, muchos vecinos míos lo tomaron como evidencia categórica, y prefirieron no ayudar.
También se dijo en X y en Facebook que habían fallecido 16 personas en el Hospital General Regional (HGR) de Acapulco, sin que ningún autoridad pública los auxiliara.
El IMSS desmintió esta información. Sin embargo, muchos usuarios la dieron por buena.
Por otro lado, usuarios con quien nos quisimos organizar para enviar víveres se negaron a hacerlo: según ellos el suministro de energía eléctrica volvería a Acapulco hasta mediados de enero de 2024.
Con tanta aparente negligencia del gobierno, mis vecinos no veían garantías para apoyar.
De nada sirvió que la CFE restableciera la electricidad en Acapulco dos días después (por poner un ejemplo, entre decenas, en Nuevo Orleans, tras el huracán Katrina la electricidad regresó cuatro meses después, por poner un ejemplo).
Nada peor que engañar a los donadores de buena fe. Nada peor que buscar pretextos para no hacer nada. Nada peor que politizar una tragedia como el huracán Otis. Han perdido la vida alrededor de 46 personas y 58 aún siguen desaparecidas, pero la gente en vez de condolerse de las pérdidas, prefiere difundir fake news.
Vi el video que subió a redes Xóchitl Gálvez. La señora ofrece lugares comunes, rollo y un compendio obviedades. Ningún centro de acopio a donde recurrir. Ni una sola cuenta bancaria donde depositar apoyos económicos. Pura grilla. Pura política.
En cambio, fue curiosa la respuesta de la ministra Norma Piña, presidenta de la SCJN, cuando el Presidente le propuso destinar los recursos de los fideicomisos públicos a la ayuda de los damnificados. Norma le contesto que “le definiera el canal institucional para concretar la propuesta en cuestión”.
¿Que no eran muy necesarios estos regustos para el Poder Judicial? ¿Que estaba de por medio el ingreso de miles de funcionarios del PJF?
No defiendo a ningún bando; tampoco dejaré mi decisión de enviar víveres a los damnificados de Acapulco; sólo digo una cosa: evitemos caer en las fake news y exijamos que se larguen todos los políticos a su casa: no los queremos ni los necesitamos en este tipo de desastres naturales.
Guerrero se levantará a pesar de su pésima gobernadora Evelyn Salgado y de la pésima oposición. La solución está en la congestión ciudadana; está en ti y en mí. Ayudemos sin condiciones a nuestros hermanos guerrerenses.
