Opinión

Sacar la industria local de la ZMM de Nuevo León

Sección Editorial

  • Por: Ivonne Bustos
  • 16 Mayo 2025, 00:30

Altos niveles de contaminación la mayor parte del año, incendios de bodegas industriales, derrames de sustancias tóxicas a arroyos y ríos, montañas de residuos peligrosos a cielo abierto, emisiones fuera de norma, grandes embotellamientos... esto tiene que parar porque nos estamos envenenando todos.

Si bien Nuevo León es un estado con vocación industrial, es necesario realizar un análisis exhaustivo de la industria que cohabita con millones de personas en la Zona Metropolitana. Pero, los niveles de contaminación por emisiones y accidentes industriales lo hacen insostenible.

Más de tres cuartas partes del año, los regiomontanos vivimos respirando un “cóctel tóxico” que nos envenena sin piedad. Enfermedades respiratorias al alza, afecciones cardíacas, diabetes, diversos tipos de cáncer, mujeres con problemas para concebir, partos prematuros, incremento de autismo en niños, es el pan nuestro de cada día. El número de muertes prematuras relacionadas con la contaminación se estima entre 2,500 a 5,000 personas al año, aunque podrían ser muchas más. Esto bastaría para realizar un diagnóstico de empresas contaminantes y desarrollar un polo de desarrollo industrial al cual podrían migrar, para remediar la crisis ambiental en la que se encuentra la zona metropolitana. 

Sin duda, no es una tarea fácil, y no lo es principalmente porque no tenemos resueltos los temas prioritarios de la metrópoli, como la suficiencia de transporte público y movilidad. Pensar en desarrollar una zona industrial lejana a la gran mancha urbana, para trasladar a la industria más contaminante, requeriría generar necesariamente una nueva ciudad planificada, con condiciones adecuadas de vivienda, transporte, infraestructura educativa, vial, de salud, abastecimiento de agua, energía eléctrica, etc., para los trabajadores de dichas empresas. Presupuestalmente, para el Gobierno del Estado, en las condiciones financieras actuales, sería algo prácticamente imposible, aun con ayuda de la federación, que, dicho sea de paso, también atraviesa por grandes retos ante la incertidumbre comercial que genera el presidente Donald Trump.

Lo ocurrido con el derrame de Ternium y de Pysosa no puede seguir sucediendo. Los accidentes industriales generan grandes costos ambientales, en ocasiones irreversibles, que ya no podemos tolerar. El Estado, a nivel local, no tiene la capacidad para hacer las revisiones necesarias de protección civil, para revisar el estado de la infraestructura, los protocolos de seguridad ante accidentes y la capacidad de contención y mitigación de las empresas. Por otra parte, el Gobierno estatal tampoco es capaz de mantener un adecuado mantenimiento de la red de agua y drenaje, lo que ocasiona constantemente descargas de aguas negras o residuos peligrosos por accidentes que se podrían prevenir (como el de Pyosa, que es atribuible al organismo estatal de agua y drenaje), pero no lo hacen. 

Mucha gente se pregunta por qué no hacemos algo similar a lo realizado en la zona metropolitana del Valle de México a inicio de la década de los 90, donde se pudo reubicar una refinería y sacar de la cdmx a decenas de empresas, para favorecer la remediación de la contaminación ambiental. En ese proceso hubo diagnóstico, planeación, presupuesto y ejecución adecuada para llevarlo a cabo.

Lamentablemente, las condiciones que vivimos hoy, tanto a nivel local como nacional, complican más la posibilidad de aplicar esa solución en Nuevo León, para sacar a la industria de tajo. Sin embargo, se podría realizar poco a poco, de una en una o de dos en dos. La soberbia de algunas industrias, que se creen las mentiras de sus informes de sustentabilidad, los cuales imprimen en papel couché de alto gramaje, con diseños innovadores y con narrativa triunfalista, no les permite ver que la gente las denosta, que las quiere fuera de la ciudad y que eso tendrá consecuencias para sus empresas a mediano plazo.

No tenemos brújula en nuestras instituciones ambientales; nos toca a la ciudadanía continuar alzando la voz.

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