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Opinión

Semana Santa: Descanso, rito y reflexión

Siete puntos

1. “¡No tengo para quedarme, menos para salir!”, contestan medio en broma medio en serio quienes son interrogados sobre sus vacaciones de Semana Santa. Y sí. Muchos nos quedamos por trabajo, gusto, o porque no hay con qué emprender un viaje. Pero hay otras personas que sí salen de paseo, ya al rancho del compadre, ya a un crucero por el mar Caribe. La ciudad también descansa del intenso tráfico -bueno, es un decir- y dedicarse unos días al necesario descanso representa un alivio para la carga laboral y académica de muchas familias. Semana Santa igual a reposo.

 
2. Pero no siempre se sosiega quien decide estar en calma, y apartarse del trajín diario. Por el contrario. La Central de Autobuses y el Aeropuerto lucen rebosantes de viajeros impacientes, al igual que forman largas filas los vehículos en las carreteras vecinas. Los jóvenes apuestan por la fiesta, de preferencia nocturna, y a los abuelitos se les otorga el placer de perseguir nietos en playas y jardines. Total. Muchos regresan más fatigados de como se fueron. Descansar, entonces, se ha convertido en un verdadero reto. Ojalá usted lo logre.
 
3. Otro grupo de personas permanece en sus hogares, y busca participar en los oficios religiosos de estos días. Pocas familias, es cierto, pero todavía se ven algunas hoy jueves visitando los siete templos, participando en la misa vespertina, asombradas ante el lavatorio de los pies, y felices de llevarse una pieza de pan bendito, después de admirar el monumento al Santísimo Sacramento. El viernes asistirán con devoción al viacrucis parroquial, escucharán las siete palabras, le darán el pésame a la Virgen, y se incorporarán a la procesión del silencio.
 
4. El sábado por la mañana será de sigilo y circunspección, para prepararse al gozo de la Pascua, expresado en la Vigilia de ese día, llena de signos, abundante en adornos y con gran algarabía. ¿Y después de tantos ritos? El tiempo pascual es de felicidad por la resurrección de Jesús, garantía de la nuestra. ¿Cómo vivirá nuestro pueblo esos cuarenta días pascuales, sobre todo quienes habitan en las poblaciones cada vez más dominadas por el crimen organizado, que genera miedo en las comunidades? ¿Cómo vivir la resurrección con tanta muerte alrededor?
 
5. Pero también muchas personas aprovechan esta semana para la reflexión. Creyentes o no, asistiendo a los oficios litúrgicos o viéndolos en la pantalla, subiendo una montaña o mirando las olas del mar, en la comodidad del sillón o frente a la computadora, dedican buena parte de su tiempo a meditar, ya sobre los contenidos religiosos de las liturgias, ya sobre los avatares de la vida. El arribo de la primavera, y el silencio de la ciudad ayudan a generar esta tranquilidad que propicia ajustar cuentas con nuestra historia, conscientes de nuestras sombras…
 
6. … pero también de nuestras luces. Por una semana o, al menos desde hoy y hasta el domingo, el trabajo dejará de ser lo más importante, y nos daremos permiso para realizar lo que anhelamos durante todo el año y no podemos concretar. Semana mayor, vacaciones de primavera, o como se le quiera llamar a este tiempo, la negación del fenómeno religioso es inviable. Durante estos días la política ha quedado en un segundo lugar, y aunque regresarán las campañas con su falta de propuestas, nos han dado un respiro para descansar, reavivar nuestra fe o reflexionar.
 
7. Cierre icónico. Tuvieron que pasar más de cinco meses, 150 días, para que el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas emitiera una resolución, exigiendo el cese al fuego en la Franja de Gaza. Con 14 votos a favor, cero en contra, y la abstención de los EUA -¿alguien se extraña de ello?-. Obvio. Israel montó en cólera, pues como respuesta a los ataques de Hamás, injustificados, quiere seguir masacrando a una población civil que no tiene responsabilidad. Muy tarde, pero por fin llegó esta toma de postura en favor de la paz. 

¿Fruto de la Semana Santa?
 
José Francisco Gómez Hinojosa
Dirección electrónica:
papacomeister@gmail.com

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