Hoy se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Los días internacionales nos brindan la oportunidad de sensibilizar al público en general sobre temas de gran interés, tales como los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la salud. Al mismo tiempo, buscan captar la atención de los medios de comunicación y de los gobiernos para visibilizar problemáticas aún sin resolver, que requieren la puesta en marcha de medidas políticas concretas.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas, la violencia de género sigue siendo una de las violaciones a los derechos humanos más extendidas y generalizadas en el mundo. Se calcula que, a nivel global, una de cada tres mujeres ha sido víctima de violencia física y/o sexual al menos una vez en su vida. Y aún más alarmante: cada diez minutos, una mujer o una niña muere a manos de su pareja u otro miembro de su familia.
La erradicación de la violencia y el abuso comienza con la educación.
Es necesario que las generaciones anteriores desaprendamos usos y costumbres que van en contra del respeto, el cuidado y la protección de los demás, particularmente de las mujeres.
La cultura de abuso, sumisión y opresión hacia la mujer debe ser erradicada de manera urgente. Paralelamente, es indispensable que las nuevas generaciones reciban una educación basada en la ética, la moral y los valores.
La prevención está en la educación: enseñar desde la primera etapa de vida el respeto y el autocuidado, brindando información clara y sencilla que permita construir una vida libre de violencia.
Dotar a las nuevas generaciones de habilidades e inteligencia emocional es fundamental para impulsar el cambio cultural que necesitamos.
Ni hombres ni mujeres deben ser violentados. Lamentablemente, la cultura machista ha causado daño durante generaciones; sin embargo, existen muchos hombres conscientes que han logrado transformar su comportamiento en sus relaciones personales, creando ambientes de armonía, respeto y paz, que es finalmente lo que todos los seres humanos deberíamos procurar.
El cambio empieza en uno mismo; solo se requiere voluntad y determinación para vivir en paz.
