El Papa León XIV: Cada vez que realizamos un acto de fe dirigido a Jesús, se establece un contacto con Él e inmediatamente su gracia sale de Él. A veces no nos damos cuenta, pero de una forma secreta y real la gracia nos alcanza y lentamente trasforma la vida desde dentro.
AUDIENCIA GENERAL.- Queridos hermanos yhermanas, hoy meditamos sobre las curaciones de Jesús como señal de esperanza. En Él hay una fuerza que nosotrostambién podemos experimentar cuando entramos en relación con su Persona.
Una enfermedad muy difundida en nuestro tiempo es el cansancio de vivir: la realidad nos parece demasiado compleja, pesada, difícil de afrontar.
A veces nos sentimos bloqueados por el juicio de aquellos que pretenden colocaretiquetas a los demás. Estas situaciones puedan cotejarse con un pasaje delEvangelio de Marcos: aquella de una niña de doce años, que yace en su lecho enferma a punto de morir; y aquella de una mujer, que, precisamente desde hace doce años, tiene perdidas de sangre y busca a Jesús para sanarse (cfr Mc 5,21-43).
Entre estas dos figuras femeninas, el Evangelista coloca al personaje del padre de la muchacha: él no se queda en casa lamentándose por la enfermedad de la hija, sino sale y pide ayuda. Y cuando le vienen a decir que su hija ha muerto y es inútil disturbar al Maestro, él sigue teniendo fe y continúa esperando.
El coloquio de este padre con Jesús es interrumpido por la mujer que padecía flujo de sangre, que logra acercarse a Jesús y tocar su manto (v. 27).
Con gran valentía esta mujer ha tomado la decisión que cambia su vida: todos seguían diciéndole que permanezca a distancia, que no se deje ver. La habían condenado a quedarse escondida y aislada.
A veces también nosotros podemos ser víctimas del juicio de los demás, que pretenden colocarnos un vestido que no es el nuestro. Aquella mujer emboca elcamino de la salvación cuando germina en ella la fe que Jesús puede sanarla: entonces encuentra la fuerza para salir e ir a buscarlo.
Al menos quiere llegar a tocar sus vestidos. Alrededor de Jesús había unamuchedumbre, muchas personas lo tocaban, pero a ellos no les pasó nada.
En cambio, cuando esta mujer toca a Jesús, se sana. ¿Dónde está la diferencia? Comentando este punto del texto, San Agustín dice – en nombre de Jesús –: «La multitud apretuja, la fe toca» (Sermones 243, 2,2).
Y así: cada vez que realizamos un acto de fe dirigido a Jesús, se establece uncontacto con Él e inmediatamente su gracia sale de Él.
A veces no nos damos cuenta, pero de una forma secreta y real la gracia nosalcanza y lentamente trasforma la vida desde dentro.
Quizás también hoy tantas personas se acercan a Jesús de manera superficial, sin creer de verdad en su potencia.
¡Caminamos la superficie de nuestra iglesia, pero quizás el corazón está en otra parte! Esta mujer, silenciosa y anónima, derrota a sus temores, tocando el corazón de Jesús con susmanos consideradas impuras a causa de la enfermedad.
Y he aquí que inmediatamente se siente curada. Jesús le dice:”Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz” (Mc 5,34). Mientras tanto, llevaron a aquel padre la noticia que su hija había muerto. Jesús le dice: “¡No temas, basta que creas!”(v. 36). Luego fue a su casa y, viendo que todos lloraban y gritaban, dijo: “La niña no está muerta, sino que duerme” (v.39).
Luego entra donde está la niña, le toma la mano y le dice: “Talitá kum”, “¡Niña,levántate!”. La muchacha se levanta y se pone a caminar (cfrvv. 41-42).
Aquel gesto de Jesús nos muestra que Él no solo sana toda enfermedad, sino que también despierta de lamuerte. Para Dios, que es Vida eterna, la muerte del cuerpo es como un sueño.
La muerte verdadera es aquella del alma:¡de esta debemos tener miedo!
Un último detalle: Jesús, luego de haber resucitado a la niña, dice a los padres que le den de comer (cfr v. 43).
Esta es otra señal muy concreta de la cercanía de Jesús a nuestra humanidad. Podemos también entenderlo en sentido más profundo y preguntarnos: ¿cuándo nuestros muchachos se encuentran en crisis y tienen necesidad de nutriciónespiritual, sabemos dársela?
