Las tarjetas de prepago electrónico para transporte público que anunciaron ayer Samuel García y su secretario de Movilidad, Hernán Villarreal, nos ponen a los nuevoleoneses al nivel de los grandes centros urbanos.
Se trata de una operación logística muy compleja, que implica avances tecnológicos de primer mundo, y que ya hacía falta aplicar en el área metropolitana de Monterrey.
Que además estas tarjetas de prepago sean entregadas gratuitamente a grupos vulnerables; es decir, a las familias que más lo necesitan, refleja un excelente enfoque en el uso de los recursos públicos.
Y aquí te voy a explicar por qué. Primero, se benefician los usuarios más vulnerables.
Ayudar a quienes menos tienen es la mejor política social que puede operar un gobierno que busca la igualdad social de oportunidades.
Segundo, en ese como en otros aspectos, Nuevo León toma la delantera muy por encima de las demás entidades en México.
Tercero, hablamos de un sistema de transporte que migrará a sistemas electrónicos, con lo que se garantiza un control total de ingresos.
¿Qué significa esto? Que se evadirá por completo el riesgo de desvío de recursos o robo hormiga.
Los choferes a lo suyo, sin tentaciones malsanas. Así de simple.
Si además habrá el incentivo del pago de 15 boletos que se utilizarán para las rutas urbanas, el Metro y el Transmetro, para que los trasbordos sean mucho más baratos, el plan escalará en múltiples beneficios para más de un millón y medio de nuevoleoneses.
Sin embargo, he leído algunas quejas en redes sociales y algunos medios de comunicación en contra de esta medida que tomó el gobierno estatal.
¿Mero afán de dar la contra? ¿Están mal informados? ¿Son bots comprados? De esto no tengas la mejor duda.
Es la vieja política que quiere tapar con grillas las buenas noticias.
¿Sienten estos quejosos “de oficio” que si le va bien a Nuevo León le va mal a sus intereses de partido?
Al diablo con esta banda de parásitos.
Cuando el gobierno estatal toma buenas medidas en favor de la gente como esta de las tarjetas de prepago, hay que celebrarlo sin remilgos ni escatimando elogios.