¿Cómo queremos envejecer… y quién lo está haciendo posible?
QFB y Maestro en Ciencias de la Administración de Sistemas de Salud egresado de la UNAM, y una especialización en Economía de la Salud por el Instituto Mario Molina. Es Health Development en Koltin; curioso constante, creativo en formación.
Envejecer es un regalo extraño, años de anécdotas, vínculos y aprendizajes que ninguna otra etapa puede igualar.
Lejos de ser una cuesta abajo, la tercera edad puede convertirse en el tramo más mirífico del viaje siempre que extendamos no solo la esperanza de vida, sino la calidad de la misma, el periodo en el que nos mantenemos funcionales y autónomos.
Para lograrlo, la ciencia y la inversión social convergen en un nuevo modelo, las clínicas Koltin. Estos centros clínicos de envejecimiento saludable que, con más de 40 millones de pesos (MDP) de capital inicial, abrirán sus puertas en los próximos meses y tienen como eje la salud musculoesquelética, cardiovascular y metabólica, porque el movimiento sigue siendo el mejor predictor de independencia.
Programas de fuerza, balance y resistencia, se integrarán con nutrición personalizada, monitoreo digital y rehabilitación de precisión, para prolongar la capacidad de vivir en autonomía.
El cuerpo es el primer territorio donde se juega la libertad. Cuando los músculos responden, los huesos sostienen y el corazón acompasa, la vida se ensancha. Hay energía para salir, crear, abrazar. Pero cuando el cuerpo se debilita, también lo hace el ánimo.
Lo cotidiano se vuelve incierto. Por eso, cuidar el cuerpo no es vanidad, es dignidad. Y nunca es tarde. Está demostrado que, incluso después de los 60 años, un plan estructurado de ejercicio y alimentación adecuada, puede recuperar hasta un 30% del músculo perdido. Volver a moverse es volver a vivir.
Complementando, la salud no es un soliloquio biológico; es una sinfonía comunitaria. Como decía uno de mis sociólogos favoritos, Amitai Etzioni - nadie envejece en soledad- .
Por ello, la membresía Koltin reserva espacios para redes de apoyo, talleres intergeneracionales y convivencia, reforzando que la salud social, sentirse necesario, escuchado y conectado, es tan terapéutica como cualquier tableta.
Así, la vejez deja de verse como un apesadumbrado epílogo y se reconoce como un capítulo con valor económico, cultural y humano. Impulsar la calidad de vida significa menos hospitalizaciones, más tranquilidad y más aportes de experiencia al tejido productivo.
La inversión en envejecimiento saludable rinde doble dividendo: Reduce gastos en tratamiento a largo plazo y libera el talento gris, esa reserva de saber que sólo los años bien vividos otorgan.
Envejecer bien no es cuestión de suerte, sino de decisiones colectivas. Las clínicas Koltin, con diagnósticos musculoesqueléticos de alta precisión y estudios de laboratorio, tendrán la capacidad de atender a más de 10, 000 adultos mayores cada año.
Al colocar la salud física en el centro y rodearla de vínculos significativos, derribamos el mito de la obsolescencia y celebramos que cada década ofrece nuevas formas de florecer. Ahí reside la verdadera prosperidad: En sociedades que honran la edad no sólo porque cuentan sus años, sino porque multiplican su vida.
