Con la oleada de inversiones y de migrantes, las fronteras de México con Estados Unidos y con Guatemala han acaparado los titulares periodísticos y desatado discusiones sobre su vigilancia y conveniencia para el extranjero, dejando relegada a la región que tiene un alto potencial de desarrollo como es Yucatán.
En los últimos tres años la transportación terrestre con tractocamiones se ha incrementado de manera impresionante, al mismo tiempo que produjo una escasez de conductores y las carreteras se ven insuficientes para dar cabida a tantos camiones con carga que, principalmente, llevan productos a EUA.
También se elevó el monto de carga que arrastran los ferrocarriles hacia la Unión Americana, incluyendo a los migrantes del Caribe y Suramérica, que lo usan para acercarse al sueño americano.
Ambos escenarios han traído problemas a lo largo y ancho de la República Mexicana y multiplicado la lucha de los empresarios contra la delincuencia que roba camiones y mercancías, mermando las ventajas que el comercio les da.
La logística sigue y seguirá siendo un sector fundamental para las entregas de lo comerciado entre el vecino del norte y nuestro país, así como para los productos que llegan de Asia y Europa a través de México. Por ello me parece relevante echar un vistazo a las oportunidades que brinda la cálida comunidad yucateca.
A sólo 15 horas de los puertos más importantes del sureste de EUA, el Puerto Progreso parece mejor opción para la relocalización de empresas que comercian con ese país, que cualquiera del centro del país. Ese puerto ha ampliado sus operaciones y la capacidad de carga y descarga de barcos, con lo que mejora la perspectiva de eficiencia y futuro logístico local.
Cuenta con espacios para desarrollo industrial y tecnológico que el gobierno del estado ha puesto en el mercado y que presumen una cercanía de menos de una hora del referido puerto.
Las universidades locales “se pusieron las pilas” y empezaron a desarrollar capacidades especiales como las que requieren las empresas que ahí se instalan, y como valor añadido, el gobierno del estado lanzó un programa de capacitación especializada para la ocupación de plazas como las que requiere la industria, mejorando la experiencia de contratar recursos humanos y reduciendo la rotación en un 40% de las plazas laborales ya existentes.
Mientras en el norte del país nos lamentamos por la ausencia de lluvias y una prolongada sequía, en la península de Yucatán es un tema que no forma parte de las conversaciones cotidianas. Tan es así que a la cervecería Modelo, que se instaló hace años, se añade la decisión tomada por Heineken para instalar allá mismo una nueva planta que surta el mercado peninsular, pero también habilitando la exportación a la costa del este de EUA. Ambas empresas vieron lo que otros no.
Otro de los factores a favor de Yucatán es la seguridad pública, que por décadas se ha mantenido como una de las tres entidades más seguras y con mayor paz social. Lo cual reduce las expectativas de robos de mercancía como la que todos los días padecemos en el norte y centro del país.
Si bien es cierto que es un estado que se conoce más por lo turístico que por lo industrial, eso no es factor para descartar su desarrollo, pues los incentivos mencionados se unen a los fiscales y materiales que el gobierno estatal de Mauricio Vila ha implementado en beneficio de los que quieran instalarse y se instalan en la zona.
Recientemente, la firma Deloitte México hizo una evaluación del ambiente de negocios 2021 en México, en el cual valora las condiciones para el desarrollo de las empresas en los Estados y sí, Yucatán alcanzó el primer lugar, mientras que estados tradicionalmente reconocidos como Coahuila y Nuevo León alcanzaron los lugares 12 y 13, respectivamente.
La industria aeronáutica, la petrolera y la naviera, son algunas de las que decidieron instalar algunos de sus procesos en Yucatán.
Cuando vi la expresión de Ernesto Herrera, secretario de Fomento Económico, afirmando que Yucatán es la otra frontera, quise echar un vistazo y encontré los datos referidos.
¿Qué más hay ahí que no vemos?