Hay poca agua en Nuevo León... ¡y se va más en fugas!

Cifras oficiales muestran que la ciudadanía, en la mayoría de los municipios, ya mostró voluntad para reducir su consumo de agua, pero se enfrentan a un gran problema: las fugas.

Y es que la red de distribución de Agua y Drenaje de Monterrey se ha ido dañando al paso de los años, al punto de hoy estar “hecha pedazos”.

Registros de la paraestatal revelan que entre 2022 y 2023, el porcentaje de líquido desperdiciado por fugas creció del 15% hasta el 17% del total del consumo.

El dato, difundido en la cuenta pública de Agua y Drenaje que se transparentó en abril, no detalla cuántos litros por segundo representa el derroche.

La estadística; sin embargo, revela que este porcentaje de pérdida de agua está lejos de la meta autoimpuesta por la autoridad, que pretendía cerrar el 2023 entre el 7% o 8% de líquido no aprovechado.

El agua fugada está también muy lejos de las expectativas para este año, pues se contemplaba reducir la cifra hasta un 6 por ciento.

Fue en febrero de 2022 cuando el propio Juan Ignacio Barragán, director de Agua y Drenaje, definió los objetivos al argumentar que organismos operadores internacionales manejan un nivel de fugas del 5% o 6 por ciento. 

Aunque se buscó a la paraestatal para obtener información de la magnitud de problema, en particular sobre cantidad de agua que se pierde actualmente, hasta la tarde del lunes no hubo respuesta.

Lo que sí detalla la cuenta pública de la paraestatal es que el año pasado fueron cerca de 100,000 los desperfectos que se atendieron con relación al desperdicio de agua.

En total se repararon 94,205 fugas, tanto visibles como no visibles, entre ramales, medidores y tubos principales, únicamente en el Área Metropolitana de Monterrey.

El número de incidencias también alcanza los miles en los municipios no metropolitanos, que presentaron durante el mismo periodo 7,460 episodios de líquido desperdiciado.

Este lunes, El Horizonte publicó como, aunque todavía falta para llegar a la meta de los 100 litros diarios, la ciudadanía sí logró reducir su consumo de agua.

Para el ambientalista Martín Bremer, el esfuerzo de la población debe ir a la par de los resultados de la paraestatal, que tiene que redoblar esfuerzos para maximizar el aprovechamiento del recurso antes de buscar otras fuentes de abasto.

“¿Qué pasaría si le meten más inversión a reparar las fugas, a detectar las tomas clandestinas en serio?”, cuestionó el experto, “primero hay que tener eficiencia, y luego buscamos más, pero al final de cuentas ellos primero buscan más y como ya hay, pues ya no buscan ser eficientes”.

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