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Opinión

Alto riesgo

El Purgatorio de @elcabritomayor

Visto está que en nuestro país el periodismo y las actividades policiacas, entre otras muchas más, son profesiones de alto riesgo que han cobrado por consecuencia la vida de muchas personas de bien.  

Lamentablemente, ahora a estas actividades de alto riesgo debemos de sumar a la política, que en estos momentos tan álgidos de los procesos electorales ha cobrado una vida más el pasado viernes, en la persona del alcalde con licencia y candidato a la reelección de El Mante, en Tamaulipas.

Triste y ensombrecedor luce el –en otros tiempos esperanzador– panorama cívico hacia los procesos electorales, por el hecho de ser precisamente en estos procesos donde mediante la emisión del sufragio, la ciudadanía podía depositar su confianza y ofrecer su respaldo a determinada oferta política propuesta por los candidatos para dirigir sus comunidades.

La progresiva descomposición moral y cívica en algunos sectores de la sociedad y la política, orillados o quizás tal vez presionados o extorsionados por diversos intereses de poder, día a día, conforme el ahora inseguro proceso electoral avanza, va degradando la nobleza de la actividad política que en teoría, y de manera primordial, busca el bienestar social de las comunidades que gobierna.

Los lamentables hechos sangrientos perpetuados en los últimos días hacia la clase política en cualquier rincón del país son agresiones que atentan más allá de la vida física de los candidatos o políticos, pues son indudablemente atentados a la libertad y a la vida democrática del país, de la cual todos los ciudadanos mexicanos formamos parte.

Si de por sí el panorama electoral del ciudadano consiente, común y corriente es complejo para elegir de forma adecuada sobre en quién depositar su sufragio por el hecho de que la oferta política es bastante variada, numerosa y en algunos casos poco fiable, con la eliminación trágica y sangrienta de los actores políticos la situación se torna mucho más difícil.

Como bola de nieve, la falta de honor, honestidad y palabra, han ido conforme rueda el tiempo creciendo y dando paso a la ilegalidad, deslealtad, opacidad y falsedades de la clase política que ya de forma recurrente nos ofrecen como el pan nuestro de cada día y con el que alimentan a la opinión pública que, sopesando en la balanza tales dichos con la cruenta realidad de los hechos, determina si darle continuidad o definirse por buscar un cambio de dirección a los destinos de la comunidad.

Además, se tiene que reconocer que en este espectro de inseguridad que ha llevado ríos de sangre al escenario político, la fe y la confianza ciudadana hacia estos procesos electorales evidentemente inseguros va quedándose en el camino de la incertidumbre por la sumamente frágil oferta para garantizar la seguridad y la integridad de los ciudadanos que con su participación democrática, por lo que se ve, en algunas regiones será una participación también de alto riesgo y por ende podría quedar en entredicho evidentemente, la legalidad y absoluta libertad de elegir el próximo 2 de junio.

Así pues, estimado lector, a pesar de los pesares, debemos de pensar en positivo en el sentido de disfrutar una verdadera, auténtica, responsable y respetada fiesta democrática en las urnas electorales; sin embargo, si las cosas no cambian para bien en tanto va cayendo la arena en el reloj de este embudo del tiempo político por el que pasaremos dentro de 34 días, todo el proceso electoral podría convertirse en una actividad de alto riesgo.

Ojalá que en este tiempo a que llegue el día de la elección las cosas cambien positivamente y que el crimen, la amenaza y la extorsión no rijan nuestra democracia, para que la ciudadanía pueda elegir libre, democrática y auténticamente el destino de sus comunidades frente a una boleta donde no falte un solo actor político de las diferentes contiendas que estarán en juego por el bien de todos.

Por hoy es todo, medite lo que le platico, estimado lector, esperando que el de hoy sea un reflexivo día, por favor cuídese y ame a los suyos; me despido honrando la memoria de mi querido hermano Joel Sampayo Climaco, con sus hermosas palabras: “Tengan la bondad de ser felices”. Nos leemos, Dios mediante, aquí el próximo lunes.

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