Te comparto algunos consejos para que puedas reconocer la diferencia entre ellas.
En terapia es muy frecuente que se hablen de todas las personas que conviven en un contexto específico, el otro día una chica me platicaba sobre su relación con su mejor amiga, lo que ella definía como amistad se veía claramente como un desequilibrio de control-emocional que le estaba causando mucha angustia.
Dentro de su discurso pude observar varios puntos que estaban no muy claros, se observa que genuinamente hay mucho cariño entre ellas, hay mucha historia compartida, pero por alguna razón, este apoyo y compresión dependían de las razones incorrectas.
Tener amigos es una de las experiencias más bonitas de la vida, pero no todas las amistades nos hacen bien. A veces, sin darnos cuenta, estamos envueltos en relaciones que nos drenan emocionalmente, nos hacen sentir culpables o simplemente no nos permiten ser nosotros mismos. Por eso es importante aprender a distinguir entre una amistad sana y una codependiente.
Una amistad sana se basa en el respeto, el apoyo mutuo y la libertad. Es ese tipo de relación en la que puedes ser tú sin miedo a ser juzgado, donde te sientes acompañado, pero no controlado.
En cambio, una amistad codependiente suele estar marcada por el desequilibrio: Una de las partes se somete a los deseos, emociones o problemas de la otra, dejando de lado su bienestar y autonomía.
La amistad no debe ser sometimiento. No se trata de ceder siempre para no molestar, ni de estar disponible a toda hora para evitar conflictos. Tampoco debe tolerar faltas de respeto, chantajes emocionales o críticas disfrazadas de “consejos cariñosos”.
Una verdadera amistad no exige que renuncies a tus intereses, tiempo o decisiones para complacer a la otra persona. Aquí te comparto cinco consejos para identificar una amistad sana y evitar caer en relaciones codependientes:
- Observa cómo te sientes después de estar con esa persona. Si terminas agotado, culpable o confundido, probablemente algo no va bien.
- Fíjate si hay reciprocidad. Una amistad sana implica dar y recibir. Si tú das todo y la otra persona solo toma, puede ser una señal de desequilibrio.
- Pon atención a cómo manejan los límites. Un amigo sano respeta tu tiempo, tus decisiones y tu espacio personal. No se enoja si no puedes o no quieres hacer algo.
- Escucha las críticas. Una cosa es que te den una opinión honesta y otra muy distinta que te critiquen disfrazando el juicio como preocupación. Si te sientes constantemente minimizado, no es cariño.
- Nota si puedes crecer en esa relación. Las amistades sanas te impulsan, te hacen sentir capaz y te ayudan a ser mejor. Las codependientes te atan y te llenan de inseguridades.
Recordemos que una buena amistad no se trata de sacrificios constantes, sino de acompañarse, cuidarse y crecer juntos. Reconocer la diferencia entre lo sano y lo tóxico es un acto de amor propio, y también de respeto hacia los demás. Porque al final, una amistad real no te encadena: Te da alas.