En esta ocasión quiero compartir una vivencia que me deja una reflexión que estimo es importante. Resulta que mi esposa y yo tenemos 35 años de casados y aparte de ser una gran experiencia de vida compartir nuestros momentos de alegría y otros donde la diversión se ausenta, estar juntos en buenas y regulares ha sido enriquecedor.
Pero algo en lo que luego poco recapacitamos es en la cantidad de cosas que va uno acumulando en la vida.
Aquí hago una pausa para entrar al detalle; en esta cantidad de años ha habido diferentes muebles que se han debido renovar, así como el refrigerador, la estufa, comedor y otras cosas que sirven como parte del mobiliario o menaje de casa.
Hay áreas de nuestra casa en las que poco entramos, aunque estemos ahí todos los días; me quiero referir en particular al clóset–guardarropa, al que, aunque todos los días hay que vestirse, se le dedica poco tiempo a su arreglo o revisión. Con esta renovación me he dado cuenta de una gran cantidad de objetos y ropa que se usan muy poco, otras en las que de plano ya no dan el ancho y así he sacado algunas vestimentas.
Les platico que en este proceso me resulta que al paso de los años va uno agregando prendas al guardarropa de distintos colores y tallas, algunas las deja uno de usar dependiendo el rol de la actividad laboral, cuando va uno formal los trajes a los tribunales y la vestimenta sport en las actividades como empresario transportista, así que cada tipo de actividad tuvo su outfit correspondiente.
Ahora viene la reflexión y se pone uno a pensar. ¿Qué quiere uno que hagan con sus cosas cuando ya no esté? Cuántas veces nos ha tocado saber que las familias que pierden a algún familiar luego andan viendo dónde poner las cosas de difunto a ver a quién de la familia le quedan, quién las quiere, no encuentran dónde ponerlas, etc.
En esta ocasión, gracias a Dios, no hay ninguna baja de ninguna persona, estoy vivito y lo demás, pero hoy tengo la oportunidad de ceder o compartir algo de lo que a lo largo de los años he podido adquirir y ahora elegir a quien pueda vestir o abrigar a quien mejor convenga de los que están a mi alcance.
Bajo este orden de ideas ir poniendo cosas en orden es gorroso pero muy conveniente, hay expresiones de conocimiento que dicen que hay que dejar ir lo viejo para que venga lo nuevo, así que con la alegría de estar con esa oportunidad de elegir donde poner tus cosas estando consiente y tratando de que sean útiles a alguien más.
Esto es sólo una parte de las cosas que debemos ir teniendo listas, algunas veces me he referido a que los militares siempre tienen la mochila lista para ir a otra comisión, eso no se podría dar cuando tienes muchas cosas que guardar o empacar.
Ya que andamos en eso de poner en orden algunos temas también es bueno y útil para la familia tener hecha la disposición de la última voluntad de qué hacer con tus bienes en caso de fallecimiento y para el objeto lo mejor es tener dispuesta la voluntad expresada ante fedatario público, hay que ir al notario para que registre en escritura pública esa voluntad y quede debidamente anotada en el instrumento llamado testamento; tenerlo no es caro y cuando no se tiene se vienen muchas complicaciones de acuerdos entre los parientes y las procesales para hacer el traslado de dominio previo acuerdo de repartición, esperar que entre los parientes del de cuius=finado haya buenos acuerdos y no exista conflicto, porque la teoría que dice que los hermanos se quieren y se protegen es actuar con mucha inocencia al respecto; lo mejor es dictar la voluntad y que así se cumpla.
Ya que andamos en el orden y arreglos, también es útil y evita sorpresas tener contratado el festejo de despedida tal y como tú lo quieres en el lugar que lo prefieres y no tener que realizar un evento donde sea lejos, caro con inconvenientes y molestias para los deudos, así que un contrato de servicio funerario por anticipado es una magnífica opción para arreglar la fiesta de partida a otra dimensión.
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