La participación del PAN en la elección municipal de 1991 estuvo envuelta en una serie de nubarrones, empezando por el desaire de varios militantes para contender por la capital del estado, así como la cuestionable conducción de su dirigencia al manipular el proceso de selección del candidato. Veámoslo a continuación.
Mientras que el PRI, desde el 2 de agosto, se había preparado para llevar a cabo el proceso electoral que se celebraría el 10 de noviembre, los panistas mostraban escaso entusiasmo. Fue hasta el 15 agosto cuando Fernando Canales Clariond, presidente estatal del PAN, anunció que su partido presentaría planillas en 20 municipios, dando como plazo para el registro de precandidatos el día 20 de dicho mes. Contrario a otras ocasiones, cuando se registraban varios militantes, esta vez solamente lo hizo Herminio Gómez Rangel, quien el día 19 se presentó ante el secretario del Comité Directivo Municipal, Edmundo Trujillo, acompañado de Teodora Vázquez, diputada por mayoría relativa. Gómez Rangel había sido precandidato a la alcaldía de Monterrey en 1988 y a la gubernatura del estado en los comicios anteriores de 1991.
Posterior a su inscripción, señaló: “La ausencia del registro de otra persona para la contienda interna me hace pensar ya en el esquema de trabajo que realizaré durante mi campaña como candidato de Acción Nacional a la alcaldía de Monterrey. Hay que volver a lo que se hacía en principio: hay que ir a visitar casa por casa, saludar a todos los ciudadanos, hacer pequeños mítines y esas cosas que motiven el contacto directo con los electores”. Al ser cuestionado sobre la posibilidad de que ese día de su registro también lo hiciera Gerardo Garza Sada, a quien se había barajeado anteriormente, el aspirante agregó: “Si se registra, competiré con él. Yo siempre estoy preparado, aunque en una democracia no se sabe lo que va a pasar. Yo estoy listo para salir adelante, aunque no sé si sea más difícil ganar dentro de mi partido que afuera, pero queremos dentro porque nos interesa gobernar afuera”. Pasaron las horas y no hubo otro aspirante registrado; Garza Sada informó a los medios que no participaría.
Un día después del registro, la prensa local criticó severamente la actitud pasiva y conformista de la dirigencia panista al no proponer un candidato con más fortaleza y trayectoria. Así se refirió el columnista MaKiavelo “Ni hablar, el PAN se desinfló en Monterrey. Mal parados quedaron los albiazules con el registro único de Herminio Gómez para la alcaldía más importante de Nuevo León. Y no es que al aguerrido Herminio le falten merecimientos, sino que aún no se le ve con las tablas necesarias para enfrentar a los gallos que ya alista el PRI. Porque para entrarle con alguien de la talla de Benjamín Clariond o de Felipe Zambrano, no bastará nomás con echarle ganas. Parece como que el PAN todavía no asimila las derrotas consecutivas de sus domingos negros del 7 de julio y 18 de agosto”.
A pesar de que el día 20 de agosto Felipe de Jesús Cantú, presidente del Comité Directivo Municipal, señaló que Herminio Gómez había quedado registrado como único precandidato del PAN, un día después se desdijo al informar que el referido comité había decidido reabrir el registro de aspirantes y aplazarlo una semana más. Señaló que el registro de Herminio Gómez se había pospuesto por no reunir los requisitos necesarios. Ante los medios, el dirigente albiazul leyó el acta de la sesión ordinaria del comité local llevada a cabo la noche anterior, destacando que en la única planilla de precandidatos al ayuntamiento de Monterrey no se especificó el número de regidor ni de síndico de los aspirantes, como tampoco los nombres de sus respectivos suplentes. El dirigente panista señaló otras presuntas inconsistencias: estaba incompleta la documentación de un candidato a regidor; le faltaba su currículum vitae. “También se encuentra faltante la carta poder que permite la firma en su nombre de Encarnación Ramones Saldaña por Herminio Gómez Rangel”. En tal virtud, la lista presentada fue rechazada y la convención municipal que se celebraría el 25 de agosto se declaró desierta.
Para el columnista Ricardo Omaña, parecía que al PAN no le interesaba disputar la alcaldía de Monterrey “porque de antemano sabía que el PRI postularía a un medio panista (en alusión a Benjamín Clariond). Don Herminio Gómez no debería permitir que le conviertan su idealismo en candidez. Ni que lo utilicen.” El 24 de agosto, Gómez Rangel denunció que el comité municipal había actuado de mala fe al negarle el registro como precandidato a la alcaldía regia. Un día después, Felipe de Jesús Cantú dijo a los medios que el comité seguía en espera de recibir la documentación completa de Herminio Gómez, a quien no se había rechazado el registro, sino que se había aplazado “porque no presentaba la papelería en orden”.
Un rotativo local seguía insistiendo en la necesidad de que el PAN lanzara un candidato fuerte para darle combate al que postularía el PRI. “Sería bueno que Fernando Canales se moviera para incrementar el registro de suspirantes a la alcaldía de Monterrey. Que multiplicara su don de convencimiento para lograr la postulación de una carta fuerte, capaz de enfrentarse al tu por tu con quien resulte el suspirante priista. Ello, nomás por aquello de que logre finalmente el ungimiento tricolor, Benjamín “El Benjas” Clariond. De otra manera no van a faltar los que salgan con que, como el Benjas y Fernando son primos, pues que hubo favoritismo de por medio”.
Finalmente, el 10 de septiembre se dio la noticia de que, un día antes, el Comité Directivo Estatal había designado a Gerardo Garza Sada como su abanderado para la alcaldía regia: “Con la certidumbre de ser el candidato de unidad y ganar las elecciones para cambiar a Monterrey”. En su primera aparición ante los medios, el ungido albiazul “aseguró que triunfaría en los comicios del 10 de noviembre y que lucharía porque el sistema reconociera esa victoria”.
El proceso preelectoral panista estuvo plagado de claroscuros. La conducción irregular de su dirigencia terminó por caldear los ánimos de una parte de la militancia, mientras otra se mantuvo expectante, en un año donde los resultados fueron desfavorables al PAN. Veremos.
