El poder del savoring o darnos el tiempo de disfrutar.
Vivimos en un mundo en el que nos rige la velocidad: Comemos de prisa, vemos series en maratones, contestamos mensajes mientras caminamos, y rara vez nos detenemos a disfrutar de lo que tenemos enfrente.
La tecnología que podría liberarnos para tener más tiempo se convierte en la red que nos atrapa, y nos impide disfrutar de éste. ¿Cómo podemos ayudarnos a no caer en esta trampa? Les presento un concepto de la psicología positiva: El savoring o el arte de saborear o disfrutar con atención plena.
El savoring, según los psicólogos Fred Bryant y Joseph Veroff, es atender, apreciar y mejorar las experiencias positivas que nos suceden en la vida. El escritor Tal Ben-Shahar, por su parte, considera que darnos tiempo para disfrutar lo que hacemos es una forma de meditación.
No se trata de huir del estrés ni de escondernos de la realidad, sino de concedernos instantes de atención y presencia que nos conectan con el aquí y ahora.
Cuando saboreamos algo, un café caliente en la mañana, una conversación con alguien querido, un paisaje que se presenta ante nuestros ojos, nuestra mente deja de enfocarse en lo que nos hace falta o en lo que duele, y se concentra en lo que existe en ese preciso momento.
El savoring puede practicarse de muchas formas, pero el día de hoy nos enfocaremos en aquello que podemos experimentar comiendo. No tenemos que reservarnos el savoring para aquellas ocasiones en las que probamos algo tan bueno que no queremos que se acabe.
Esas comidas especiales son sin duda cuando más fácilmente nos damos permiso de disfrutar con calma y conciencia, pero si nos entrenamos para aprender a encontrar el placer hasta en los bocados cotidianos, podemos generar las mismas emociones positivas, mucho más seguido. Para mí, la primera vez que hice este ejercicio, fue ¡con una pasita con chocolate!
Diversos estudios señalan que la práctica del savoring, se asocia con niveles más altos de bienestar. No me da el espacio para citárselos todos, pero con mucho gusto se los puedo compartir por otro medio.
El punto es que la próxima vez que comamos algo, dejemos de enfocarnos tanto en la foto para las redes y los likes. En vez de eso, démonos el tiempo de realmente disfrutar de los colores, aromas, sabores, texturas y sí, hasta los sonidos de nuestra comida.
Necesitamos darle más calidad a nuestras experiencias y por consiguiente a nuestras vidas. ¡Qué mejor manera de hacerlo sino comiendo!
Eso que les platico puede sonar como algo trivial y pequeño, pero no debemos subestimar lo poderosos que estos pequeños pasos pueden ser en el “entrenamiento” de nuestro cerebro. Ya hace muchos años, lo dijo un sabio filósofo griego, Zenón de Elea: El bienestar se alcanza con pequeños pasos, pero ciertamente, no es poca cosa.