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Opinión

Discurso conciliador de EUA en la ONU

Columna Invitada

La semana anterior tuvo lugar en Nueva York la 78.ª sesión de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas. El lema de la reunión fue “Restablecer la confianza y reactivar la solidaridad: acelerar la acción sobre la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible en pro de la paz, la prosperidad, el progreso y la sostenibilidad para todos”.

Como es costumbre, a los mandatarios de las naciones que asisten, si así lo consideran, se les brinda la oportunidad de tener un espacio para dar su discurso y expresar sus propuestas, preocupaciones, inconformidades, o reacciones ante los comentarios de otros líderes.

Los mandatarios de China, Gran Bretaña, Francia, Rusia, e India, están entre los que decidieron no asistir este año a la reunión.

Por su parte, el presidente de EUA, Joe Biden, aprovechó el foro para comunicar su perspectiva. Inició su discurso refiriendo que aún y después de haber estado en guerra con Vietnam, hoy ambos países están comprometidos a una relación de sociedad del más alto nivel, lo cual comprueba que “los adversarios se pueden convertir en socios”.

Refirió que el mundo continúa en un “punto de inflexión”, y que entiende que EUA –como primera potencia–, tiene la responsabilidad de “liderar en este momento crítico, trabajar con países en cada región, enlazándolos en una causa común”, además de facilitar la “resolución pacífica de conflictos”. Enfatizó –repitiéndolo dos veces–, estar consciente que “nuestro futuro (el de EUA) está ligado al de ustedes (el resto de los países)”, puntualizando que “ninguna nación puede sola resolver los retos actuales”.

Mencionó la necesidad de reformar los grandes organismos internacionales, incluyendo cambios a la conformación del órgano supremo de decisión de la ONU, el Consejo de Seguridad; así como incrementar y modificar los esquemas financieros del Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, y otros bancos multilaterales, con el fin de facilitar mayor inversión a los países en desarrollo para sus proyectos de transición energética y de resiliencia ambiental.

Urgió una pronta solución al conflicto de Rusia y Ucrania, y aclaró también una intención de “reducir riesgo” (del inglés “derisk”) y no de “desacoplamiento” (del inglés “decouple”), como la estrategia a seguir para la competencia con China.

Destacó además la importancia de trabajar coordinadamente con los demás países, para asegurar que la inteligencia artificial sea utilizada como “herramientas de oportunidad, no como armas de opresión… protegiendo a nuestros ciudadanos de sus más profundos riesgos”.

Asimismo, recordó que, junto con los miembros de países democráticos desarrollados, el G7 estará facilitando hacia 2027 $600,000 millones de dólares para financiamiento de infraestructura a los países en desarrollo. 

  
Mi análisis y prospectiva: A diferencia de años anteriores, donde el presidente de EUA incluía en su discurso en la ONU un mayor enfoque hacia las diferencias con Rusia y China, este año, aunque también hizo referencias hacia ambas naciones, se percibió un discurso más conciliador. El presidente de EUA se encuentra en un contexto electoral para su reelección, y aprovechó su ponencia para enfatizar los mensajes y estilo que aprueba el electorado que ya lo apoya.

Vale la pena destacar que, al asumir su rol como primera potencia, reconoce la necesidad de reformar a la brevedad los organismos internacionales multilaterales, con el fin de resolver con mayor prontitud y efectividad los retos globales actuales.

Siendo EUA uno de los líderes principales de estos organismos, aclarar su voluntad política para llevar a cabo los cambios necesarios, sin duda facilitará la evolución de dichas instituciones. No obstante, le implica también un riesgo. Pues en un contexto global que ya no es unipolar, es decir, que ya no es de un solo polo de poder representado por EUA, las otras potencias, como China o el bloque de la Unión Europea, tendrán también la oportunidad de proponer reformas para estos organismos, que vayan conforme a sus ideales y conveniencias. Por lo tanto, es previsible que las “reglas de negocio” de los organismos multilaterales reformados a mediano plazo, se modifiquen integrando en sus protocolos un orden global multipolar; es decir, menor control por parte de un solo país y mayor influencia de otras potencias.

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