Dos años son un buen plazo para hacer un corte de caja.
En este periodo, se ha avanzado en algunas cosas para Nuevo León y otras nos quedan a deber.
La joya de la corona es el hub de electromovilidad.
Ya hay 1,000 camiones más, sustentables y con wifi y cámaras de seguridad. Transporte de primer mundo.
Para los escépticos, está la realidad que los contradice: en 6 años no se compró ningún camión nuevo, y ahora vamos a terminar este 2023 con 2,000 nuevas unidades en la calle.
Antes de que concluya esta administración, tendremos transporte público de primera gama, gracias a Samuel García y a Hernán Villarreal, además de más del doble de vías y líneas del Metro.
Toda una hazaña.
No le den vueltas. Esto es un logro. Otro mérito es la salud universal.
Más de 800,000 nuevoleoneses que no tenían acceso al IMSS ya cuentan con su seguro médico. Incluyendo tratamiento de cáncer para menores de edad.
El que no vea esto como un avance, está ciego. Las cosas como son.
Nuestros hijos van a vivir en un Nuevo León mejor que en el que vivimos ahora.
¿Pendientes? La distribución del agua.
Tenemos un organismo estatal obsoleto que demanda cirugía mayor. Cuidado con meter mano en el erario. Hay cárcel de por medio.
Si diputados locales, federales o algunos alcaldes no están a la altura del reto, que se larguen.
No los queremos. No los necesitamos.
La felicidad debe ser un derecho social, colectivo. La mediocridad debe ser erradicada: que fluya como agua sucia por el caño. Reitero: la cárcel espera a los bribones. Ninguno se salvará de pisarla.
Muchos nuevoleoneses nos encargaremos de eso.
Con el futuro de nuestros hijos no se juega. Y el recurso público de Nuevo León es sagrado. ¡No se lo roben, sinvergüenzas!
