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Opinión

El padre de la generación beat, Primera parte

Buhedera

Tomado de https://acortar.link/IU4Zzu: “De todos los ilustres miembros, digamos “originales”, de la conocida como generación beat, Jack Kerouac (1922-1969) fue, probablemente, el más espiritual. 

Católico por tradición familiar y también por convicción profunda, la existencia del llamado “padre de la generación beat” fue una constante búsqueda del significado auténtico de la vida. Si bien otros miembros, como su gran amigo Allen Ginsberg (1926-1997), también se interesaron por los temas espirituales (especialmente vinculados al budismo), es incuestionable que fue Kerouac quien intentó encontrar respuestas de una forma más vehemente y, sobre todo, mucho menos política.

Todo ello, por supuesto, mezclado con drogas, alcohol, tabaco y sexo, características esenciales de la beat generation. De hecho, fue probablemente esta vida descontrolada la que terminó con la vida de Kerouac, quien falleció a causa de una hemorragia interna, cuando sólo contaba con 47 años.

Acompáñanos a descubrir la trayectoria vital del miembro de la generación beat que acuñó el nombre inspirado en sus adoradas cadencias de jazz, que tanto influirían en su obra. Te contamos la turbulenta existencia del escritor que definió el nombre del grupo literario de Estados Unidos, Jack Kerouac.
 
Breve biografía de Jack Kerouac, el ‘padre de la generación beat’

El apelativo debemos otorgarlo con el permiso de William S. Burroughs, por supuesto, que fue en realidad el miembro más polémico del grupo, y también el más veterano. Sin embargo, Jack Kerouac fue el que impuso la denominación beat para referirse al movimiento, aunque más tarde declaró no sentirse a gusto con la deformación del término que había empezado a usarse en la década de 1960: los beatniks, pues le parecía que indicaban una especie de “espías soviéticos”.
 
La madre, siempre la madre

Es bastante característico de los poetas malditos poseer una figura materna fuerte que contrasta poderosamente con un padre prácticamente ausente. Lo vemos en Charles Baudelaire (1821-1867), quien se llevó siempre mal con su padrastro, o en otro de los poetas malditos canónicos, Arthur Rimbaud (1854-1891).

En el caso de Jack Kerouac, su madre, Gabrielle-Ange Lévesque, fue siempre su referente y a ella regresaba siempre que las cosas se complicaban. La relación con su padre, Léo-Alcide Kerouac, se había torcido a raíz de la muerte del hermano mayor, Gérard, a causa de una fiebre reumática, cuando el pequeño Jack tenía sólo cuatro años. Léo-Alcide se dio a la bebida y al juego, mientras que Gabrielle-Ange, la madre, se aferraba más que nunca a su fe católica, que transmitió de manera apasionada a Jack.

La familia Kerouac era de origen canadiense, de la zona de Quebec. De hecho, Jack no aprendió a hablar inglés hasta los seis años, y su idioma materno siempre fue el francés. El apellido Kerouac, de sonoridad extraña, tiene su origen, según algunos investigadores, en la Bretaña francesa. Sin embargo, la familia solía relacionar su apellido con la nobleza; el mismo Jack firmaba a menudo como Jean-Louis Lebris de Kérouack, relacionando de esta forma su nombre con el barón Lebris de Kérouack.
 
El más espiritual del grupo

Sea como fuere, Jack Kerouac nació en Lowell, una pequeña localidad de Massachusetts, Estados Unidos, en marzo de 1922. El contraste entre la tranquilidad del campo y el estrés de la gran ciudad darían años más tarde como fruto su primera novela, The Town and the City (traducida como La ciudad y el campo), en la que, apelando a las directrices de la generación beat, describe cómo la urbe aniquila la espiritualidad y las vidas de sus ciudadanos.

Será precisamente esta espiritualidad exacerbada lo que moverá toda la existencia de Kerouac, que, a pesar de sus convicciones católicas (instauradas por su madre y el ambiente católico de su primera escuela) también hará incursiones en el budismo, otra de las características de muchos de los miembros del movimiento beat. Uno de sus grandes amigos, Allen Ginsberg, se dejará seducir en sus años de madurez por las enseñanzas del budista Chögyam Trungpa”.

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