El 10 de septiembre, al recibir su notificación como candidato del PAN a la alcaldía de Monterrey por parte del Comité Estatal, Gerardo Garza Sada aseguró que triunfaría en los comicios del 10 de noviembre y que lucharía para que el sistema reconociera esa victoria. Veámoslo a continuación.
El 17 de septiembre, a las 13:00 horas, en El Obelisco, inició oficialmente su campaña, acompañado de su esposa, Lucía Sada de Garza; su hijo, Mauricio; Fernando Canales; miembros de su planilla y un grupo de simpatizantes, ante quienes se comprometió a realizar una cruzada para rescatar a la ciudad del abandono en que se encontraba. En su segundo día de campaña visitó las instalaciones de la Cruz Verde de Monterrey, a la que consideró necesario incrementar el apoyo económico. Posteriormente, se trasladó a la Dirección de Tránsito, donde se entrevistó con su director, quien le explicó que el mayor problema de la dependencia era la corrupción entre los agentes de tránsito: aunque se les habían aumentado los sueldos, continuaban los malos manejos y las extorsiones. Más tarde, se trasladó al Cerro de la Campana. Con profundas inhalaciones de aire, después de subir a paso firme la que se considera la escalera más larga del estado, escuchó las demandas de los vecinos, quienes le manifestaron carecer de servicios y que, durante la noche, les resultaba imposible salir de sus casas por el número tan grande de pandilleros que había en la zona.
El 20 de septiembre inauguró un stand para difundir su campaña en la Feria de Monterrey. Ese día hubo una lluvia intensa, muchos locales lucían sin terminar y faltaba iluminación. Garza Sada abrió su stand en compañía de su esposa e hijos. En dicho espacio se proyectó un video, con duración de dos minutos, en el que exhortaba a los visitantes a votar por él “para hacer de Monterrey una casa limpia, ordenada y con todos los servicios públicos”. El día 22 recorrió un mercado sobre ruedas en la colonia 18 de Marzo, donde vecinos del lugar y de colonias aledañas le manifestaron que carecían de servicios básicos, a pesar de que el gobernador les había prometido servicios y pavimentación. El candidato albiazul constató las condiciones insalubres en que se encontraba el lugar, con matanza de animales al aire libre y la elaboración de alimentos en el mismo sitio. Tres días después visitó los mercados Colón, Juárez, Estrella y Del Norte; ante los locatarios se comprometió a construir mercados grandes y modernos.
El 6 de octubre, después de entrevistarse con el director de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, Marcelo Benítez Gómez, dijo a los medios que gestionaría recursos con la Federación y el Estado para llevar a cabo grandes obras viales, como un segundo piso a la avenida Gonzalitos, una línea subterránea del metro debajo de las vías de Fleteros y, por arriba, una amplia avenida; además, un túnel en la Loma Larga. Paralelamente, se introduciría pavimento, agua y drenaje en las colonias de bajos ingresos.
El día 8, por la noche, visitó la Zona Rosa, la Purísima, las colonias Garza Nieto y Treviño, las calles Guerrero, Arteaga y Bernardo Reyes, donde, además de vigilancia, alumbrado público y acumulación de basura comercial, constató la presencia de grupos de mujeres y homosexuales que se prostituían por las calles y en los alrededores de algunas plazas, sin presencia de patrullas. Las últimas colonias las recorrió en camioneta. El día 11 madrugó desde las 6 de la mañana para captar la atención de los trabajadores y estudiantes que se dirigían a abordar el transporte urbano por las calles de Ruiz Cortines y Guerrero; allí les repartió volantes y los saludó de mano.
El 19 de octubre intentó recorrer La Estanzuela, pero un grupo de mujeres tomadas de las manos le impidió el paso, apedrearon su comitiva y recibieron insultos. Después de 20 minutos de discusión, el candidato y sus acompañantes se retiraron del lugar, momento en que comenzaron a volar piedras de gran tamaño sobre las camionetas panistas, resultando una persona con heridas en la frente.
El día 30, en Cintermex, dio a conocer su plan de gobierno, que constaba de nueve grandes rubros y 42 soluciones. Estuvo acompañado por el dirigente nacional Luis H. Álvarez y los dirigentes locales Fernando Canales y Felipe de Jesús Cantú, ante una concurrencia de más de 700 personas. El 3 de noviembre, la dirigencia municipal publicó, en una página completa de un diario local, un resumen de su campaña, así como sus principales propuestas de gobierno. Destaca el escrito que, durante los dos meses de campaña, había visitado más de 300 colonias, recorrido más de siete kilómetros, sostenido 32 visitas domiciliarias, repartido 500 mil volantes y saludado personalmente a más de 150 mil personas.
El 6 de noviembre, a las 19:00 horas, en la Explanada de los Héroes de la Gran Plaza, se llevó a cabo su cierre de campaña ante más de mil personas. Con brisa y baja temperatura, sin música. Entre los oradores destacó el guanajuatense Vicente Fox Quesada, quien manifestó que Monterrey sería el baluarte del cambio político: “Se abrirán las puertas de la democracia y se tendrá que elegir un gobernante a la altura del esfuerzo de su pueblo”. Al tomar la palabra, el candidato albiazul dijo que en la explanada solo estaban ciudadanos libres, porque los acarreados se encontraban simultáneamente en la Plaza de Toros Monterrey. Puntualizó que Monterrey “necesitaba liberarse del yugo que han ejercido durante 50 años los líderes corruptos surgidos de las filas del PRI-Gobierno. Somos el remedio para evitar que sigan despachándose con la cuchara grande”. Para finalizar el acto, y de manera simbólica, dejó en libertad a dos palomas, mientras Fox hizo sonar una campana.
Un día antes de la elección, la dirigencia local panista aseguraba que contaba con un contingente de seis mil personas, entre representantes de partido, candidatos, vigilantes y “marcadores” personales de líderes priistas. Tenían detectados los lugares en donde el PRI arrasaba con la votación, por lo que estarían atentos para evitar y denunciar cualquier anomalía. Con estas acciones, haber ganado un debate y con una campaña intensa, confiaban en que el voto los favorecería. Veremos.