La salud no debe ser un privilegio reservado para unos cuantos, sino un derecho garantizado para todas y todos, como marca la Constitución mexicana. Para ello, son fundamentales nuestras instituciones públicas de salud, y fortalecerlas, hacer lo que sea necesario para que mejoren debe ser una prioridad de todos los servidores públicos.
En Nuevo León, además del Seguro Social y el IMSS, está el Hospital Universitario (HU), que no solo es la casa de los estudiantes de medicina de nuestra grandiosa universidad, sino que también es el refugio donde miles de personas sin seguridad social encuentran atención médica digna, humana y accesible. El Hospital Universitario atiende a cientos de nuevoleoneses todos los días, pero también a personas que vienen de otros estados. Mi familia misma fue receptora de esa gran institución, atendida por los mejores médicos del país.
Por eso, quien conoce su labor, quien lo vive en carne propia, entiende por qué apoyar al HU no es un gesto político, sino un compromiso moral.
Desde hace años he contribuido de la manera que puedo al Hospital. Así, la semana pasada regresé al HU acompañado del Dr. Óscar Vidal Gutiérrez, de Ernesto Vázquez Vaca y de Eduardo Bustamante para entregar una donación de medicamentos que gestioné como senador de la República. Es un esfuerzo que comenzó hace algunos meses, seguro de que cada entrega representa la oportunidad de mejorar la vida de los pacientes y sus familias.
Esta donación fue posible gracias a la generosidad del Sindicato Nacional Farmacéutico, aliado fundamental en esta tarea. Su voluntad de sumarse a esta causa demuestra que cuando instituciones, organizaciones y representantes públicos trabajamos juntos, es posible transformar la vida de miles de familias.
Con esta entrega, suman ya más de 18,700 unidades de medicamentos donadas en esta colaboración, destinadas exclusivamente al Hospital Universitario. No se trata de números fríos; se trata de personas: de madres, padres, estudiantes, adultos mayores y trabajadores que dependen del HU para preservar su salud y, en muchos casos, su vida. Estas acciones buscan apoyar y aligerar la carga de un sistema hospitalario que atiende más allá de sus capacidades y que, aun así, nunca deja de cumplir.
Apoyar al Hospital Universitario es apoyar a Nuevo León. Es reconocer la dignidad de quienes enfrentan una enfermedad. Es acompañar a las familias en sus momentos más difíciles. Es, también, apostar por un modelo de salud pública que pone al centro a las y los pacientes, no a los intereses privados.
En esta última entrega, tuve también la oportunidad de adelantar algo que me llena de orgullo y que reafirma que este trabajo no se detiene: en 2026 habrá nuevas donaciones para el Hospital Universitario. Seguiré sumando esfuerzos con el Sindicato Farmacéutico y con todos aquellos dispuestos a apoyar esta causa. Mi compromiso como senador es permanente. Mi trabajo, tanto en el Senado como en el territorio, tiene un mismo propósito: atender lo que realmente le preocupa a la gente.
La salud es un derecho que debemos garantizar todos los días. Desde el Senado de la República ha sido una de mis agendas centrales: la lucha contra los aumentos injustos en las pólizas de seguros médicos, la denuncia en contra de los cobros injustos en los hospitales privados y en la donación de medicamento al HU.
Mi trabajo es, y seguirá siendo, por el bienestar de las y los nuevoleoneses. No hay mejor manera de hacerlo que trabajar con el HU, una institución que atiende sin discriminar y sin preguntar por la condición social de nadie.
Apoyar al HU es apoyar la vida, la dignidad y el futuro de nuestro estado.
