Son épocas en donde la tranquilidad y la reflexión parecen ser un lujo extraño, donde los estímulos cada vez nos influyen más, momentos en donde tomar una pausa es cosa rara e inaudita porque todo sucede de inmediato y a una velocidad voraz.
Pero sin duda hay algo que todavía se mantiene libre y sostenido por el tiempo de la naturaleza y eso es: el alma, y la música es el puente para alimentarla, es la forma en la que el ser humano ha descubierto y perpetuado para seguir comunicándose con el propio espíritu.
Y justo eso es lo que logra Carlos Borja, mejor conocido como Antiwa, quien es originario de Colima y que con sus canciones tiene la naturalidad de hablarle al ser humano, porque sus letras dejan ver claramente que su alma inquieta busca comunicarse con acordes, lírica y su voz tan particular. Canciones como Estamos vivos o Palabras de amor lo dejan muy en claro.
Y aunque existe la percepción de que en México no se escucha mucho folk, esta hipótesis puede ser otro engaño más de la tan alterada percepción comunal. Sucesos virales como la canción de Sueña Lindo Corazón, de Macario Martinez, y la alta audiencia que existe de la música regional mexicana, son claros ejemplos de que los mexicanos estamos necesitados y ansiosos de oferta musical que le mande otro tipo de mensaje al inconsciente, es decir, música tranquila para sistemas nerviosos alterados que ansían regularse y conectar con el alma.
Concluimos que el género folk siempre ha existido y Carlos Borja de Antiwa ofrece un estilo consciente, a base de guitarra, buscando esparcir sonidos distintos, alegres y bailables. Sonidos que nos permitan generar ese rayito de esperanza y de consuelo en épocas de constantes cambios.
Vaquita Marina, es un álbum que se debe de escuchar completo sí o sí, puesto que es una historia contada dentro de un disco, como si fuese una lullaby que nos abraza, recordándonos a qué y para qué vinimos a este mundo.
