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Opinión

La verdad detrás de los antitaurinos

Columna Invitada

Una pregunta me hago día a día: ¿Sabrán los antitaurinos realmente qué pasaría si se prohíben las corridas de toros en México?

Pues nada más que se sacrificarían a los más de 130,000 toros, vacas y becerros bravos que hoy viven en las más de 240 ganaderías que hay en México. Luego se perderían más de 170,000 hectáreas que hoy protege el toro bravo, permitiendo la biodiversidad plena que se da gracias a este animal.

Si los animalistas no se dejaran engañar por quienes ‘supuestamente’ quieren proteger a los animales, cuando en realidad lo que están buscando son ideas ocultas para cambiar nuestras costumbres judeocristianas e imponer una ideología con intenciones no leales. Algunos pensamos que sus intenciones son comerciales, al crear una cultura del mascotismo y desarrollar una industria muy amplia con este fin. En realidad, lo que buscan es suplir las relaciones entre humanos, que en ocasiones son complicadas, con una relación con las mascotas que, al no tener conciencia, es mucho más fácil. Sólo hay que darles de comer, lo que algunos consideramos un maltrato, ya que se les da siempre lo mismo para que las heces no huelan ni manchen, y tenerlos encerrados en un patio o dentro de la casa, lo que les impide tener un comportamiento natural y desarrollar su instinto animal.

Si los antitaurinos supieran cuál es el trato que se le da al toro bravo, seguro que hasta premiarían a los ganaderos y vaqueros. El toro bravo nace en el campo, de manera natural, y vive junto a su madre hasta el destete. Cerca de los dos años, se hace una selección a las hembras y a los machos. Los que demuestran aptitudes para la lidia son seleccionados. Las hembras que demuestran características de bravura se destinan para pie de cría, lo que les permite vivir libremente hasta los 15 o más años. Los machos son lidiados en una novillada a los 3 años o en una corrida cuando cumplen los 4 años, por lo que vivirán este tiempo de la mejor manera, libremente en el campo, cuidando la dehesa para la biodiversidad completa.

Algunos toros o novillos, cuando son lidiados y su comportamiento es extraordinario, se les concede el indulto y son regresados a la ganadería para servir de sementales y tener una vida llena de cuidados hasta su muerte por vejez. No hay comparación entre esta vida del toro bravo y la de los animales de engorda, que viven no más de 6 o 12 meses en un corral, comiendo concentrados para llegar rápidamente al peso ideal y ser sacrificados para alimento humano.

Cómo me gustaría que los verdaderos amantes de los animales, antes de opinar, conocieran un poco de la tauromaquia y del trato que se le da al toro. El trato que se le da al toro no es maltrato, es el trato adecuado a su naturaleza. Sí, es cierto que a algunas personas no les gusta ese trato, pero no porque a algunos no les guste se debe prohibir. Sí, se le torea y se le pica y mata, pero todo dentro de la lealtad de la tauromaquia. Como dice Don Armando Fuentes Aguirre ‘Catón’: “Para que el toro viva, tiene que morir”.

José Antonio Quiroga Chapa
Presidente del capítulo Nuevo León
Tauromaquia Mexicana

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