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Opinión

No dar por sentado

El momento presente

El día a día nos absorbe, entre pendientes, sin parar, sin detenernos a disfrutar de los seres que nos rodean.

 

En una ocasión escuché en un programa que un hombre le preguntó a otro: “¿Cuántos años tienes de casado?”. El hombre contestó: “Tengo 25 años”.

Y entonces le dijo: “Si te pusieran diez fotografías de manos femeninas elegidas más o menos similares en color de piel, complexión, con las uñas pintadas del mismo color, y de un largo de uñas igual, ¿serías capaz de reconocer cuáles son las manos de tu esposa?”

El hombre se quedó un momento en silencio y contestó: “¡Claro que sí!”. Y quien hizo la pregunta, agregó: “¿Estarías tan seguro que apostarías las escrituras de tu casa a que puedes acertar?”.

El hombre inclinó la cabeza y dijo con voz menos audible: “Siendo sincero, no”.

Desconozco cómo le fue con su esposa ante esa respuesta, pero lo que sí sé es que muchas veces dejamos de conectarnos realmente con nuestros seres queridos porque los damos por sentado.

Dice un maestro de budismo tibetano quien es escritor, fotógrafo, científico, filántropo y activista que si vivimos cada día con total atención, encontraremos motivos para apoyar a los demás.

Y viviremos como ese agricultor que trabajó arduamente la tierra durante el día y se puede ir a dormir tranquilo, esto es, estaremos tan atentos y conscientes de los que nos rodean que cuando sea el momento de separarnos, lo haremos con amor, con paz y una sana y profunda aceptación.

Pero cuántas veces no hemos escuchado a personas que se quejan cuando parte un ser querido diciendo que no estuvo con él o con ella lo suficiente, cuántas veces no hemos escuchado decir a personas que les faltó tiempo para estar con tal o cual persona, que les faltó ser perdonados, que les faltó tiempo para decirles lo mucho que los amaban.

Pero en realidad, la gran mayoría de las veces por no decir todas, no es tiempo lo que nos falta para decirle a los que amamos lo importantes que son para nosotros, tampoco es falta de amor por supuesto, sino falta de atención, falta de consciencia, falta de reconocimiento de lo importante que es estar plenamente conscientes cuando alguien, se acerca a nosotros.

No se trata por supuesto de atosigar a los que amamos abrumándolos con cumplidos, caricias o regalos, sino estar realmente para cada persona, sin prisas, sin distractores, sin querer iniciar una charla ociosa sólo por aburrimiento, sino conectarse profundamente y disfrutar de su humanidad, de su energía de vida que vibra ante nosotros.

Sin embargo si no decidimos hacer un alto y pausar “lo más importante” para generar esos lazos conscientes de calidad, no será algo que suceda espontáneamente, de tal manera que es importante comenzar por aceptar que podemos aumentar nuestra consciencia relacional y que eso será en beneficios de todos y ponernos manos a la obra.

Y tú ¿te conectas profundamente con los que amas o, los das por sentado? Hasta el siguiente momento presente.

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