Arranca la Semana 7 de la NFL y, honestamente, no sé si emocionarme o pedirle al IMSS que patrocine este juego.
Steelers contra Bengals, un clásico de la AFC Norte que en otros tiempos olía a sangre, sudor y castigos personales. Hoy, más bien huele a árnica y pomada para el dolor de espalda.
Describo el juego como: la danza de los viejitos.
Aaron Rodgers y Joe Flacco, dos guerreros de otra era, llegan a este duelo con más años que varios coordinadores ofensivos y, aun así, siguen aferrados al emparrillado como si el retiro fuera un rumor malintencionado.
Rodgers, ahora con Pittsburgh, está demostrando que todavía le queda brazo, temple y ego —ese jamás envejece—.
Calló bocas, puso orden y le devolvió dignidad a unos Steelers que llevan tres victorias seguidas y que, sin hacer ruido, ya se adueñaron de la AFC Norte.
No lanza bombazos de 60 yardas, pero sí precisión quirúrgica: 204 yardas por juego, la menor cifra de su carrera, aunque con una eficiencia que hace ver sucio al reglamento. El tipo lanza corto, rápido y deja que DK Metcalf haga el resto. Cuatro partidos seguidos con touchdown, la mancuerna que Pittsburgh soñaba y que nadie vio venir.
¿Y del otro lado? Joe Flacco. El eterno sobreviviente.
El tipo que fue Campeón, desapareció, y regresó de los muertos para liderar a los Bengals luego de ser despedido por los Browns. ¡Qué ironía! Flacco pasó de ser el sobrante de Cleveland al plan de emergencia de Cincinnati. En menos de cinco días ya estaba lanzando pases como si llevara años ahí. Arrancó mal —porque claro, hasta los músculos necesitan recordar cómo se corre—, pero en la segunda mitad completó 21 de 30, lanzó un touchdown en cuarta y gol y, de paso, revivió a Ja’Marr Chase.
Y lo mejor (o lo más triste, según como se vea): este será apenas el cuarto partido en la historia desde 1950 donde se enfrentan dos quarterbacks titulares mayores de 40 años. Antes de ellos, solo Brady y Brees en 2020. Así de raro es esto.
Mientras Rodgers demuestra que aún tiene gasolina premium, Flacco intenta encender con los últimos vapores. Pero algo es seguro: este juego no se gana con juventud, sino con orgullo.
Y si algo les sobra a estos dos fósiles gloriosos, es eso.
Así que prepárense: la AFC Norte se convertirá en un geriátrico de lujo por tres horas.
Rodgers contra Flacco… dos leyendas aferradas al balón, al tiempo y a la idea de que, aunque el cuerpo diga “ya basta”, el ego siempre grita “una más”.
