El 3 de septiembre de 1988, el priista Sócrates Rizzo García arrancó su campaña por la alcaldía de Monterrey en la colonia Granja Sanitaria, en un evento multitudinario donde entregó 150 mesabancos para la Escuela Vicente Guerrero. La comitiva estuvo encabezada por su esposa, Alma Elisa Reyes, y por el presidente y secretario general del PRI, Hernando Castillo y Mario Humberto Gamboa, respectivamente. Entre las necesidades que le manifestaron los vecinos, destacaron las relativas a la seguridad pública, el pandillerismo, el drenaje y el transporte público. Posteriormente, dio una rueda de prensa en la que señaló que su campaña sería austera y que lo más urgente era conseguir recursos para llevarla a cabo, tales como vehículos, oficinas y propaganda diversa.
Ese mismo día comenzaron a llegar los aportes para su campaña, destacando el donativo de $100 millones de pesos por parte del empresario Javier Garza Sepúlveda, al que se sumarían varios simpatizantes y amigos del candidato. En una reunión con la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado, recibió 50 vehículos y el apoyo de 100 personas para las actividades de su campaña. Los trabajadores demandaron ante el candidato la descentralización del ISSSTE, con el objeto de que se proporcionara un mejor servicio y la disponibilidad de manejar sus recursos de acuerdo con sus requerimientos. Rizzo García se comprometió a ser gestor de sus demandas, después de haber calificado de excesiva la centralización existente en el país.
Al día siguiente, visitó los mercados San Luisito, Colón y Constitución. Ante los locatarios, se comprometió a darle una cara más amable a la ciudad y a mejorar el aspecto de los puestos. En uno de estos, almorzó menudo y barbacoa, acompañado de Rogelio Villarreal, secretario general de la CNOP en el estado, y de una vendedora de fritangas. Al otro día, recorrió los puestos ambulantes y los comercios fijos localizados en la calle de Colegio Civil, haciendo una parada en el restaurante “La Siberia”, donde se comió un taco en tan solo tres mordidas. Después prosiguió su gira y dialogó con diversos puesteros ubicados en el Colegio Civil, desde Madero hasta Colón, quienes se quejaron por la proliferación de cantinas y prostíbulos en el entorno de sus puestos. El candidato se comprometió a incrementar la vigilancia y reubicar los centros de vicio.
Posteriormente, recorrió la colonia Independencia, donde las amas de casa le manifestaron, casi a gritos, que el alto índice de pandillerismo era la principal problemática que afectaba a todas las familias de esta popular colonia. Días después se reunió en un desayuno con los integrantes de la CNOP, a quienes explicó que su programa de gobierno quedaría constituido después de una consulta popular, por lo que los invitó a participar en la organización de dichos foros. Más adelante, estuvo en el palacio municipal, siendo recibido por el alcalde Luis M. Farías, quien lo condujo por las instalaciones del inmueble. Al terminar el recorrido, dio una rueda de prensa en la que destacó la necesidad de implantar en la administración municipal el servicio civil de carrera, con el fin de que existiera continuidad en el trabajo de los funcionarios públicos. El día de su cumpleaños, 14 de septiembre, se reunió en un desayuno con sus maestros y excompañeros de la Facultad de Economía de la UANL. Ahí los exhortó a participar activamente en su campaña para forjar el Monterrey del siglo XXI.
Mientras que la panista Teresa García de Madero había suspendido temporalmente su campaña por respeto a las víctimas del huracán Gilberto, Sócrates Rizzo se dejó ver en todos los medios, al ser uno de los principales acompañantes del presidente electo Carlos Salinas de Gortari en su gira del 24 de septiembre por los sitios donde el meteoro había causado más daños. En Monterrey lo acompañaron el senador Ricardo Canavati, Raúl Caballero Escamilla, líder de la CTM, y Luis Donaldo Colosio, priista allegado al presidente electo.
Desde mediados de septiembre, la oposición, un sector de la prensa y varios integrantes del Colegio de Abogados comenzaron a cuestionar el tiempo de residencia del candidato priista en la ciudad de Monterrey, el cual presuntamente no correspondía al mínimo de un año que exigía la Constitución Política de Nuevo León para poder contender como alcalde. El caso se ventiló en la Comisión Estatal Electoral y en el Congreso local. En ambas instancias, las pruebas y los argumentos no pesaron lo suficiente, y Rizzo García salió avante, a pesar de que varios reporteros entrevistaron a los vecinos de su última casa en la colonia Del Carmen, señalando la mayoría que lo veían muy poco, y otros, de plano, nunca lo habían visto. Fueron categóricos al mencionar que el candidato priista “no tenía ni un año de radicar ahí, aunque periódicamente venía a visitar a su madre, quien vive casi enfrente de su residencia”. El 13 de octubre, el Tribunal Electoral del Estado, declaró la improcedencia de los recursos interpuestos y calificó como legal la candidatura del abanderado priista.
El día 3 de noviembre se llevó a cabo su cierre de campaña, frente al edificio de la CTM, en el que estuvo ausente el líder de dicha central obrera. Fue un acto multitudinario, con conjuntos musicales que amenizaron antes de que arribara Rizzo García y su comitiva. El candidato estuvo acompañado de su esposa, Alma Elisa Reyes, la mayoría de su planilla, y de Joaquín Contreras Cantú y Mario Humberto Gamboa, delegado y presidente municipal del PRI, respectivamente. El candidato priista dijo a los asistentes que, aunque estaba seguro del triunfo, “no se iba a confiar porque tenían un enemigo, que no se llama ni Teresa García de Madero ni Juan de Dios Sánchez, sino que es el abstencionismo”. Precisó que durante su recorrido por las colonias había visto las dos caras de la ciudad: “el Monterrey moderno y el atrasado, que sufre grandes carencias de pavimentación, escuelas, drenajes, servicios de salud. Por ello, se ha establecido que la próxima administración se basará en los principios de justicia y solidaridad social”.
A pesar de los golpes recibidos por los medios y los abogados respecto a la presunta ilegalidad de su designación, Rizzo García siguió promoviendo su voto, seguro de que, con los recursos obtenidos y el espaldarazo de Salinas de Gortari lograría sentarse en la silla de Monterrey. Veremos.
