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Opinión

¿Primero los pobres, o los ricos?

Siete puntos

1. Enfilados en el último año de la actual administración pública federal, es inevitable que comiencen las evaluaciones y las proyecciones. Siempre se han hecho, pero en esta ocasión, y gracias a lo pintoresco –por usar una palabra delicada– de la actual gestión, abundarán en los próximos meses. 

Como son muchos los enfoques de ese análisis, los ángulos de un fenómeno tan complejo, detengámonos sólo en dos de ellos: el lema de la 4T, “primero los pobres”; y el gran temor que tenían los más ricos de este país, con la llegada de un presidente y un proyecto supuestamente de izquierda.

2. Para no descender al terreno de la opinión, siempre subjetivo, acudamos a dos documentos que nos pueden servir para esta valoración. Uno es el informe publicado en enero de Oxfam (Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre), México titulado El monopolio de la desigualdad. Cómo la concentración del poder corporativo lleva a un México desigual. El otro es la reciente Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) del pasado 14 de diciembre. Ambos textos representan un golpe al discurso presidencial y a los temores de los millonarios: a los pobres el gobierno no les ayuda como lo pregona, y a los ricos sí.

3. Iniciemos con los poderosos del dinero. Según Oxfam, México, en el país tenemos 14 mexicanos superricos, con capitales de más de $1,000 millones de dólares, fortunas semejantes a los jeques árabes que nadan en petrodólares. Sus negocios prosperan, en especial favorecidos por la pandemia, gracias a las concesiones, licencias y permisos en rubros como telecomunicaciones, minería, banca y finanzas, y como se ha evidenciado en este sexenio, por la condonación de impuestos millonarios. Tienen acceso directo a Palacio Nacional, y asesoran al Presidente en temas de macroeconomía.

4. De manera que, como ha sucedido con el dólar, que no se ha apreciado en relación al peso, tal y como se presagiaba antes de 2018, los más ricos tampoco han sufrido en este sexenio. Por el contrario. A este gobierno le ha faltado una adecuada reforma fiscal, para que los más pudientes paguen más impuestos y no las clases medias, agobiadas siempre por Hacienda. Los especialistas coinciden en que también es necesaria una regulación sobre el poder corporativo de las empresas. Ya no se tomaron estas medidas –¿las asumirá la próxima presidenta?–, por lo que los supermillonarios duermen tranquilos.

5. Los pobres, en cambio, no reciben la misma ayuda, por cierto, muy cacareada. Y es que, aunque ha subido el salario mínimo, y se ha incrementado el gasto social, las transferencias de programas gubernamentales aportan sólo ¢3 centavos de cada $1 peso del ingreso, y seis de cada 10 hogares de menores entradas, y sin salario oficial, reciben cero pesos del gobierno. Las familias mexicanas siguen dependiendo de su trabajo –¢72 centavos de cada peso, de acuerdo a la ENIGH– y, por más que se han incrementado recientemente, las remesas del exterior aportan sólo ¢1 centavo de cada peso.

6. Es cierto que han mejorado las estadísticas de la pobreza en México durante los últimos años, pero no ha sido gracias a los apoyos gubernamentales, ni por el aumento del salario mínimo. Los datos duros reflejan que es por el trabajo de tantos mexicanos, pero no como fruto de empleos creados por el gobierno, sino de su propio esfuerzo. Un proyecto como el de la 4T, que se presenta como de izquierda, concluye este primer experimento favoreciendo más a los ricos que a los pobres. Veremos si, en caso de ganar su candidata, tal inercia se revierte o permanece.

7. Cierre icónico. Nunca he asistido –ni asistiré– a una corrida de toros. Estoy en contra de esa fiesta, como también de las peleas de box. Sin embargo, respeto a quienes consideran aquella como un arte, y a estas como un deporte. Prohibir la tauromaquia, como está sucediendo en CDMX no me parece la solución. Más bien, habría que reflexionar si como seres humanos tenemos derecho no sólo a alimentarnos de los animales –cosa que vegetarianos y, sobre todo veganos objetan–, sino también a hacerlos sufrir antes de matarlos, con espectáculo sangriento, a base de una vara puntiaguda, banderillas y espada.

papacomeister@gmail.com

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