“Confiar en tu creatividad es un nuevo comportamiento... Es una voz noble y leal que nunca te ha traicionado y jamás te abandonará”.
La salud creativa es la lealtad a tu voz interior. Cuando tomamos la decisión de ocuparnos de nuestra creatividad es probable que al inicio nos sintamos amenazados o inseguros de compartir con los demás aquello que realmente nos inspira.
La “inspiración” significa: “el espíritu que habita en mí y que quiere manifestarse a través de mi proceso creativo”. Es por esto que podemos sentir miedo al querer compartir algo que consideramos sagrado y valioso… algo que proviene de la pureza de nuestra alma.
Desbloquearnos nos costará trabajo, nos dará la sensación de inestabilidad y nos hará parecer un tanto erráticos.
Entre mayor fuerza interior obtengamos, la procrastinación disminuirá su intensidad. Al comprometernos con un proyecto creativo nos conectamos con un círculo virtuoso y abundante en el que se nos ocurren más ideas, se nos abren oportunidades de transformación y generamos relaciones con personas que van por el mismo camino.
Comenzamos a florecer y a inspirar a otros. Sin embargo, existirán momentos durante este florecimiento, en los que dudemos de nosotros mismos con argumentos internos sin fundamento, pero que suenan convincentes.
Es en ese momento de miedo, de victimizarnos y tener pensamientos negativos respecto a la posibilidad de cambiar, cuando debemos detenernos a observar lo que hemos creado y honrarlo. Así, habremos subido un peldaño más hacia nuestra salud creativa.
Para recuperar nuestra verdadera voz y creatividad innata, debemos evitar el primer pensamiento negativo que nos llevará a todos los demás. Juicios provenientes de nuestro mundo interior o de una fuente externa.
Podemos neutralizar los pensamientos destructivos con las afirmaciones que son un antídoto poderoso ante el autodesprecio disfrazado de duda.
Nuestro sabotaje entonces, está en exponernos a otros mientras estamos en el proceso de desbloqueo para que nos critiquen y así podamos volvernos a bloquear. Así que, cuando hayas dado el salto de fe, no esperes que tu gente cercana aplauda tu recuperación artística. Recuperar la voz interior es un acto de valentía al que muy pocos se atreven.
Para tener autocuidado, debemos detectar las compañías e influencias mal sanas que bloquean nuestra creatividad. “Te has vuelto egoísta”, “Cómo has cambiado”, “Te noto diferente, no te reconozco”, son comentarios que debemos considerar como banderas rojas para nosotros, pues tienen como propósito regresarnos a nuestros viejos hábitos o formas de comportarnos para el beneficio de la comodidad del otro.
Algunos se sentirán abandonados por nuestra partida al viaje interior, e intentarán inconscientemente usar la trampa de la culpa para que retrocedamos de nuestros nuevos y sanos hábitos de relacionarnos con nosotros mismos. Pero, nada vale más que la propia salud ¿coincides conmigo?