¿Te has puesto a imaginar a tu abuela o a tu mamá de niñas?
Casi no nos ponemos a pensar en esto, y es que han caminado un largo camino para estar aquí, en la faceta en la que ahora las conocemos.
Estamos a tres días del Día de las Madres, que como cada año llega con una avalancha de anuncios y ventas del regalo perfecto para las madrecitas. Se sigue escuchando en algún rincón a Denisse de Kalafe con su himno Señora, señora, que hizo su debut en el disco Amar, en 1981. Yo nací ese año, o sea que esta canción tiene 42 años en circulación.
De seguro se la cantaron a tu abuela, a tu mamá y a ti si ya eres mamá. Cada vez se escucha menos, pero hay una parte de uno de los versos que desde niña me causaba ruido o extrañeza, más si te ponen a cantar a tus seis años esta canción en la escuela.
“A ti que peleaste con uñas y dientes
Valiente en tu casa y en cualquier lugar”.
Este verso me parecía de niña muy dramático, hasta exagerado, pero cuando creces, vives, escuchas, valoras, conoces, estos versos empiezan a tomar forma, no desde una perspectiva dolorosa, pero sí desde una perspectiva real.
Hoy más que nunca muchas mujeres que somos madres, nos enfrentamos a un mundo apresurado, con retos de todo tipo, como los de miles de esfuerzos, luchas y resistencia para lograr el difícil equilibro de ser madre y profesionista. Para poder estar donde hoy estamos nosotras, nuestras madres tuvieron que librar sus propias batallas y luchas. Las mujeres que las antecedieron de la misma forma se tuvieron que poner valientes en su casa y en cualquier lugar como dice la canción de De Kalafe.
Hoy quiero dedicar esta columna a todas las madres que han pasado antes de nosotros, a las abuelas, bisabuelas, tatarabuelas y las que sigan hacia arriba de nuestros árboles genealógicos. Hoy soy mamá de dos hermosas adolescentes de 11 y 13 años, estos son mis años de experiencia.
Mi mamá tiene 50 años de experiencia; mis abuelas, si vivieran, tendrían 80 años de experiencia, y así le podemos seguir. Por lo tanto, la presencia de las abuelas en la vida de nuestras familias es algo que no se puede festejar en un solo día. Su vida y su legado son la arcilla con la que nos siguen modelando.
“Una abuela es una maravillosa madre con un montón de práctica”.- Anónimo.
Su influencia en nuestra sociedad es enorme, hoy la voy a abordar desde tres de los superpoderes de las abuelas como figuras maternales:
1. Narradoras de vida y coaches emocionales: Las abuelas tienen la capacidad de transmitir historias familiares, tradiciones y valores a través de las generaciones. Su presencia reconfortante y sus palabras de sabiduría y amor ayudan a sus nietos e hijos a sentirse amados, seguros y conectados. Su amor incondicional y su presencia constante en la vida de sus nietos contribuyen a fortalecer su autoestima. Gracias por mantener viva nuestra herencia familiar.
2. Cuidadoras de corazones y red de apoyo: En muchas familias, las abuelas tienen un papel activo en la crianza y el cuidado diario de los nietos. En nuestro país hay 14 millones de niñas y niños, de los cuales el 55% son cuidados por sus abuelos, de acuerdo con el Inegi. Muchas mamás jóvenes han desarrollado su carrera profesional gracias a una red de apoyo familiar y es ahí donde las abuelas son las principales cuidadoras de los pequeños corazones de sus nietos. Son además impulsoras de sus hijas e hijos profesionistas. Gracias por el apoyo para ver logrado en sus hijos, lo que ustedes quizá desearon lograr en algún momento.
3. Heroínas de carne y hueso que nos inspiran a ser mejores: Las abuelas no sólo son cuidadoras, sino también modelos a seguir, heroínas de carne y hueso. A través de sus acciones, valores y experiencias de vida, influyen en la identidad y el desarrollo de sus familias. Ellas tienen la capacidad de llegar en medio de la tormenta y calmar las aguas. Gracias por nunca quitarse su capa invisible.
Sabemos que sus superpoderes van más allá de estos tres que nombré, pero si le sigo me acabo las hojas de este periódico. En el Día de las Madres que se celebra esta semana reconocemos su valentía, dedicación y sacrificio al asumir estas responsabilidades adicionales para ayudar a criar y cuidar a la próxima generación.
La huella en sus nietos e hijos será imborrable. A todas las que siguen aquí trabajando con la capa muy puesta y a todas las que ya no están aquí pero que desde arriba siguen impulsando nuestros pasos. ¡Gracias!
“Una abuela es una pequeña niña que se ha vuelto más sabia”.- Anónimo.
Sabemos que antes de ser abuelas, fueron madres, jóvenes, niñas, hoy celebramos todas esas facetas que han vivido y las hacen ser la mujer que hoy son. Reconocemos que no ha sido fácil en ocasiones y que han llorado cuando nadie las ve, mientras lavan los platos o en la regadera. Pero muchas otras ocasiones las lágrimas han sido de alegría, orgullo y satisfacción.
Y es que la vida es así, un espacio muy corto para vivir intensamente y amarnos al máximo. Gracias por su presencia constante, su alegría y su paz.
No puedo terminar esta columna sin decir: !Gracias! a mi mamá Carmelita que me ha enseñado tanto y no se ha guardado nada. Gracias por compartir tu incondicional amor, calidez, ternura y valentía. Que sigamos disfrutando muchos días de las madres juntas. Esta columna es para ti. Te amo.
Escríbeme a mi Instagram @familiaviva.mx, me encantaría escuchar tus comentarios sobre nuestra columna.