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Opinión

Tres horas después

Crónicas de un comelón

Finalmente, probé las galletas que tanta locura en la ciudad. ¿Valió la pena?

Desde hace unos meses, una tienda que importa productos de los Estados Unidos ha estado causando algo de locura en la ciudad porque ha estado trayendo las galletas de moda por allá. ¿Qué tan locos nos estamos volviendo? Pues la gente está haciendo filas de hasta cuatro horas para poder adquirir los paquetes con los sabores de la semana. 

Les voy a deber el precio de los paquetes, pero sí vi que una cierta galleta elaborada en colaboración con una cantante, se vendía suelta por ciento setenta pesos.

No es que tuviera en mente ir a buscar esas galletas, pero a veces la vida te sorprende. Sólo me tomó tres horas, pero no fueron de fila. En su lugar fue el tiempo que nos tomó llegar hasta cruzar por Anzaldúas. 

Llegando a la obligadísima parada del Target, resulta que ahí estaba una sucursal de las tan sonadas galletas. Había algo de fila en el interior, pero tampoco algo que asustara a nadie. Creo que muchos hemos hecho filas más largas en la dulcería del cine. 

El sistema tiene algo de genialidad, ya que genera demanda a través de la curiosidad. Los sabores cambian cada semana y ofrecen seis a la vez. Uno puede adquirir las galletas en cajas de una, cuatro o seis y el costo por galleta está cercano a los cuatro dólares, pero varía según el tamaño de la caja. 

A pesar de que cuando llegué todavía faltaban varias horas para el cierre de la tienda, ya para cuando llegamos a ordenar, se les habían agotado tres de los sabores de la semana. Salimos con una caja de seis con dos galletas de cada sabor disponible: limón, waffle y trozos de chocolate. 

Lamentablemente, probar las galletas tuvo que esperar un buen rato. Al menos hasta que nos cerraran el Target. La de limón, parecía una galleta de una masa blanca, relativamente neutra, cubierta con un glaseado de limón. 

La de waffle, de una masa similar pero con más sabor a mantequilla, acompañada de una bola de betún y con el agregado de un blister de jarabe sabor maple. Finalmente, la de trozos de chocolate, que se veía casi como cualquier galleta del estilo. Algo que me llamó la atención del aspecto visual de las galletas en general era que estaban un poco claras. 

Las galletas se sentían suaves al tacto, casi frágiles, al probar, me pareció que la masa de la galleta de trozos podía haber tenido más mascabado y, aunque los sabores de las tres estaban buenos, tampoco eran nada extraordinario. 

Peor aún, me pareció que todas pudieron haber pasado un par de minutos más en el horno. 

Ya les puse la palomita, ya no me las platican, pero no creo que vaya a volver a hacer el esfuerzo de ir a buscar esas galletas de nuevo. 

Tenemos galletas de calidad similar o mejor aquí en la ciudad, a una fracción del costo y sin tener que hacer filas de horas. En un descuido y hasta mejor me las hago yo.

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