Optar por una dieta mejor equilibrada mejora el estilo de vida
Existen factores de nuestro estilo de vida que pueden contribuir al desequilibrio calórico sin ser conscientes de sus repercusiones en nuestro organismo
- 09
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Enero
2024
No aumentamos de peso sólo por comer demasiado. También nos hacen engordar una serie de hábitos adquiridos al comprar, elegir y consumir los alimentos, que repetimos de modo automático sin ser conscientes de sus repercusiones en nuestro organismo.
Ir al supermercado sin planificar la compra, llevar una alimentación repetitiva, cenar muy tarde, comer pensando en los problemas y recurrir a la comida precocinada como opción habitual, son costumbres que perjudican nuestra dieta y fomentan el sobrepeso, según explica la nutricionista Sonia Peinado.
Utilizar aplicaciones o recurrir al asistente virtual Alexa, para hacer la lista de compras, o una simple lista en hoja de papel, evitará que al volver del supermercado, lleguemos a casa con alimentos innecesarios y habiendo olvidado otros importantes.
Aunque no existe un consenso sobre si cenar tarde engorda más o no, algunos estudios indican que este hábito puede causar desequilibrios hormonales, que dificultan que nos saciemos y que pueden predisponernos a la diabetes.
Sonia Peinado.
En muchos casos, y al margen de aquellos problemas de salud que pueden fomentar que engordemos, la ganancia de peso suele ser el resultado de una dieta desequilibrada acompañada de una insuficiente actividad física, de manera que terminamos ingiriendo más calorías de las que nuestro organismo consume.
COMPRAR SIN PLANIFICAR: Ir al supermercado acelerados y poner en el carrito de compra sin mirar si el artículo en cuestión nos hace falta, y dejarnos llevar por el hambre visual es una mala idea. A consecuencia de esta improvisación, ''llegamos a casa con alimentos innecesarios y habiendo olvidado otros que son importantes'', apunta la nutricionista Sonia Peinado.
ALIMENTARSE SIN INNOVAR: ''También deberíamos ir introduciendo alguna nueva receta cada semana. Así probaremos nuevas opciones culinarias y no nos sobrecargaremos de trabajo repetitivo en la cocina. Eso mejorará nuestra adherencia a una dieta saludable y nos ayudará a sentarnos a comer con otro humor'', según la nutricionista del IMEO.
CENAR TARDE: Las comidas tardías hacen que se altere el funcionamiento de la hormona leptina, inductora de la saciedad o sensación de llenado del estómago, haciendo que nos saciemos con mayor dificultad.
Por las noches comenzamos a segregar melatonina, la hormona que nos predispone al sueño. La melatonina dificulta la actividad de la insulina y, por lo tanto, las cenas tardías harán que bajen nuestros niveles insulínicos, y suba el nivel de azúcar en nuestra sangre, pudiendo predisponernos a la diabetes.
Sonia Peinado.
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