Abandona México sus seis refinerías

En línea con su creciente dependencia de la gasolina importada y su baja producción local, México ha dejado caer la operación de sus seis refinerías.

Problemas de falta de inversión, paros técnicos y hasta desastres naturales han sido la causa de que, en promedio, la producción total de estas instalaciones se haya desplomado 52% en los últimos 10 años, según cifras oficiales hasta marzo de 2018.

La mayor caída de producción la registró la refinería de Madero, en Tamaulipas, con un -89% en 10 años. No obstante, es la que menos participación tiene a nivel nacional, con sólo el 3% del total.

Una baja particularmente grave es la registrada por la refinería de Tula, Hidalgo, que contribuye con más de una quinta parte del total, pues en esta década su producción disminuyó -56%, de acuerdo con cifras de la propia Secretaría de Energía.

La refinería de Cadereyta, Nuevo León, que es la que actualmente contribuye con la mayor tajada de la producción en todo México, también sufrió una caída de -20% en el periodo analizado.

RAZONES DE LA DEBACLE

El rezago en las refinerías de México va más allá de las cuestiones técnicas, pues claramente se ha tratado de una política de Estado que ha hecho al país cada vez menos autosuficiente en combustibles, aun cuando es una nación petrolera.

Y al mismo tiempo, México depende cada vez más de las gasolinas de Estados Unidos.

Este fenómeno ha ido a la par de un incremento generalizado en los precios de los combustibles, con un impacto directo en los bolsillos de los consumidores.

En los últimos seis años el precio de las gasolinas ha aumentado en promedio 80% en Nuevo León; la Magna está actualmente 60% más cara que en Texas, mientras la Premium cuesta 40% más. Antes, las dos gasolinas eran más baratas en el estado.

Los llamados “gasolinazos”, decretados por el gobierno federal en los últimos años, han encarecido uno de los productos de mayor consumo.

Este hecho se ha posicionado como uno de los temas más encendidos en las discusiones de política energética hacia las elecciones presidenciales.

Y es que en la última década México ha “evaporado” su producción de gasolina: la Magna cayó -49% y la Premium -97%; es decir, prácticamente se dejó de fabricar.

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