Se acerca el Día Internacional de la Mujer, motivo para reflexionar sobre una de las asignaturas que más preocupan: su salud y calidad de vida. Es lamentable que Nuevo León sea una de las entidades del país con el mayor índice de mortalidad femenina debido al cáncer de mama, veámoslo a continuación.
Resulta alarmante que en Nuevo León y especialmente en el área metropolitana se haya incrementado la mortalidad de las mujeres debido al cáncer mamario. En los últimos tres años han fallecido 1,282 mujeres, hoy somos a nivel nacional la entidad que tiene la tasa más alta de defunción por esta enfermedad. Se debe reconocer que la mayoría de estas muertes se pudieron haber evitado con una detección oportuna del tumor maligno.
Sin embargo, debido a la pandemia del Covid-19, a la desaparición del Seguro Popular y al desabasto de medicamentos miles de nuevoleonesas quedaron totalmente desprotegidas, sin recursos y sin centros de atención.
En plena emergencia sanitaria, cuando todo el sector salud público estaba centrado en atender a los pacientes infectados por Covid-19 se calcula que un 67% de las mujeres no pudieron acceder a un diagnóstico temprano de detección.
La situación se agravó cuando las inmunoterapias comenzaron a escasear en las farmacias y en los centros de salud; a esto se sumaron los diagnósticos tardíos, las citas retrasadas y las cirugías postergadas. Más de un 15% de las pacientes informaron no haber recibido sus tratamientos. Los resultados están a la vista: hoy tenemos más de 28 defunciones por cada 100,000 mujeres nuevoleonesas de 25 años y más.
¿Cómo llegamos a este flagrante nivel de desatención? ¿Quién va a resarcir el daño a los hijos huérfanos y a las parejas?
Por otra parte, el cáncer es una de las enfermedades de mayor costo. Muy pocas personas, sin estar afiliadas al IMSS o al ISSSTE, podrían pagar tratamientos oncológicos. Las familias que deben cubrir una atención de alta especialidad quedan en la ruina.
Debido a esto, a las enfermedades costosas, como el cáncer o el VIH, se les conoce como padecimientos que generan gastos catastróficos. El costo del tratamiento puede variar, dependiendo de la etapa en la que se encuentre la enfermedad: yendo desde los $100,000 hasta los $200,000 pesos promedio al año.
Por eso cuando fui alcalde de Monterrey (2006-2009) realicé una intensa campaña de prevención contra el cáncer de mama y cervicouterino, otorgando 30,366 servicios gratuitos a 4,727 mujeres. Lamentablemente, las administraciones posteriores no continuaron con el programa.
Según los especialistas en salud mamaria, el 75% de las mujeres con este tipo de cáncer acude tarde a la consulta. La mayoría de los casos se detectan en etapas avanzadas, correspondientes al grupo de edad que oscila entre los 40 y los 59 años.
En consecuencia, la Secretaría de Salud estatal debe enfocarse en implementar programas permanentes de prevención y darles seguimiento a las más de 1,600 mujeres que están en espera de iniciar o continuar con los tratamientos oncológicos (medicamentos, quimioterapias, radioterapias, atención psicológica, cirugías y prótesis).
Se supone que esta cobertura está dentro del paraguas que ofrece el programa Cuidar tu Salud, que brinda un seguro médico a toda la población que no es derechohabiente de servicios públicos de salud, dándoles acceso a consultas, tratamientos y medicamentos.
El presupuesto que se le otorgó el año pasado fue de $4,500 millones de pesos, dados los resultados obtenidos hasta ahora, quedan muchas dudas de cuánto se destinó a los programas oncológicos y cuántas mujeres fueron atendidas. Se requiere transparencia y cercanía con los pacientes y sus familias para asegurar la eficacia de tratamientos que además de onerosos, resultan dolorosos y traumáticos para las pacientes.
Hay que decirlo claramente: la incidencia del cáncer de mama se ha incrementado en los últimos años por diversos factores, de tal modo que ya es la segunda causa de muerte en las mujeres nuevoleonesas, sólo detrás de la diabetes, y la primera por algún tipo de cáncer, según datos del IMSS.
Un gobierno humanista se enfocaría en lanzar campañas de prevención y detección temprana en las redes sociales y darles seguimiento, pero como este gobierno está bajo el signo del Instagram solamente sube imágenes de equipo oncológico para tranquilizar a su audiencia.
En conclusión, urge que el gobierno canalice de manera eficiente los recursos para salvaguardar la integridad de lo único importante: la gente.