Es importante entender para ayudar; lo más importante es recordar que no se trata de buscar culpables, sino de abrir canales de comunicación.
Hablar de autolesiones puede resultar incómodo, pero es necesario. Aunque muchas veces se asocian únicamente con la adolescencia, lo cierto es que las autolesiones pueden presentarse a cualquier edad, desde niños pequeños hasta adultos mayores.
Es un tema delicado, pero ignorarlo no lo hace desaparecer. Al contrario, hablarlo con empatía y sin prejuicios puede salvar vidas.
Autolesionarse no es “llamar la atención” ni un acto de rebeldía. Se trata, en muchos casos, de una forma de lidiar con el dolor emocional cuando la persona no encuentra otra vía para expresarlo o aliviarlo.
Cortarse, rascarse hasta sangrar, golpearse o incluso quemarse, pueden ser intentos de “sentir algo”, de liberar tensión o castigar el propio cuerpo por sentimientos de culpa o tristeza.
Para las familias, este tema suele ser impactante. Descubrir que un ser querido se autolesiona puede despertar miedo, frustración y culpa.
Sin embargo, lo más importante es recordar que no se trata de buscar culpables, sino de abrir canales de comunicación y buscar ayuda profesional. El apoyo de la familia es fundamental, pero el acompañamiento psicológico es indispensable para trabajar con el origen del dolor emocional y enseñar nuevas formas de afrontarlo.
Aquí te comparto 5 consejos para identificar y abordar las autolesiones de forma adecuada:
- Observa los cambios de comportamiento. Aislamiento, uso de ropa que cubre todo el cuerpo, incluso en calor, o evitar contacto físico, pueden ser señales de alerta.
- No minimices lo que sienten. Frases como “lo haces para llamar la atención” o “eso es una tontería”, sólo aumentan el dolor y la incomprensión.
- Habla sin juicio. Si sospechas o sabes que alguien se autolesiona, acércate con calma, muestra preocupación genuina y evita reaccionar con enojo o reproches.
- Busca ayuda profesional. Un psicólogo o terapeuta puede ofrecer las herramientas necesarias para que la persona exprese sus emociones de forma saludable.
- Acompaña con paciencia. El proceso de sanación no es inmediato. Requiere tiempo, apoyo y sobre todo, una red de personas que crean en la recuperación.
Además, es importante desmentir algunos mitos comunes que sólo alimentan el estigma. Uno de los más frecuentes es pensar que “quien se autolesiona quiere suicidarse”. Aunque ambas situaciones pueden coexistir, no son lo mismo: muchas personas que se autolesionan no tienen intención de morir, sino de calmar un dolor emocional.
Otro mito es creer que “solo los adolescentes lo hacen”, cuando en realidad puede afectar a personas de cualquier edad.
También es falso pensar que “si no hay heridas visibles, no hay problema”. A veces, el daño es emocional o se esconde con cuidado.
Concientizar sobre las autolesiones no es fomentar el miedo, es fomentar la comprensión. Todos podemos aprender a identificar, acompañar y apoyar desde el respeto y la empatía. Hablar del dolor no lo hace más grande, lo hace más visible, más atendible. Y eso, muchas veces, es el primer paso para sanar.