Recientemente se cumplieron siete meses de que el jefe del Ejecutivo anunció fastuosamente la instalación de una comisión estatal para conmemorar los 200 años de la integración del estado libre y soberano de Nuevo León.
La efeméride sería motivo para inaugurar obras y servicios públicos, sin faltar los eventos masivos. Llama la atención que hasta la fecha no se registren celebraciones culturales, cívicas o académicas donde expertos en la materia expliquen la importancia de este acontecimiento histórico, todo lo contrario, en la llamada agenda cultural solamente se programan festivales masivos como los MacroFest 2024, veámoslo a continuación.
Por frivolidad se define a algo que carece de importancia o de profundidad, por lo tanto, es vano, superficial, pasajero y no merece demasiada consideración o demasiado esfuerzo. Es tomar las cosas con poca seriedad, actitud propia de los actuales políticos, quienes son ocurrentes, volubles, superficiales e ignorantes de su pasado.
Jamás se comprometen con la realidad, solamente les importa simular interés para quedar bien con un sector de la sociedad, están desorientados por su falta de experiencia y preparación, por regla general, se la pasan improvisando en todos los actos que realizan.
Esta descripción encaja perfectamente con el formato que han tenido las actividades “conmemorativas” de los 200 años, eventos carentes de información e imágenes que permitan comprender los avatares que enfrentó la sociedad de 1824 para llegar a consolidar la sociedad que hoy somos.
Hemos señalado que el gobernador y su equipo de trabajo han demostrado una y otra vez nulo interés por la cultura y la historia de Nuevo León. No tienen el mayor reparo en dejar pasar las efemérides regionales, ni tienen interés en organizar eventos culturales de calidad, mucho menos invertir recursos en la difusión y preservación del patrimonio histórico tangible e intangible. Dos muestras:
1. Museo del Palacio. Con el pretexto de que una parte del mismo había sufrido daños por una manifestación del 8 de marzo, fue cerrado y al poco tiempo su espacio fue convertido en oficinas; un importante acervo que daba cuenta de la historia de la administración pública ¡Qué barbarie!
2. Archivo General del Estado. Este acervo documental que preserva la memoria histórica de la entidad, con vestigios que datan de finales del Siglo XVIII hasta la actualidad, lleva décadas de estar en el olvido: sin presupuesto, con escaso personal, sin equipo ni tecnología de vanguardia, en espacios estrechos que lo ha llevado a rentar bodegas, leyó usted bien, ¡bodegas!, para almacenar documentos que no caben en el inmueble localizado en el Parque Fundidora.
Hay que decirlo claramente: el patrimonio cultural e histórico vive sus peores momentos por la ignorancia y superficialidad de quienes nos gobiernan.
No solamente en el gobierno estatal, sino también en el municipio de Monterrey que ha dejado en ruinas la histórica Alameda Mariano Escobedo, convirtió en estorbo vial el Arco de la Independencia, mantiene cerrado al público e investigadores el Archivo Histórico, cerró la Galería Regia y un centro cultural del Barrio Antiguo, y para Ripley: “inauguró” un museo sobre la Batalla de Monterrey de 1846 construido desde la antepasada administración. ¡Basta de tanta ignominia!
Un gobierno humanista desde hace medio año habría programado una agenda cívica y cultural en todos los municipios para conmemorar la integración de nuestro estado al sistema federal, pero como este gobierno está bajo el signo del Instagram considera que la cultura se reduce a organizar bailes masivos para entretener a su audiencia.
En conclusión, el gobierno debe fortalecer el patrimonio artístico y cultural de Nuevo León para incrementar el conocimiento y las capacidades de lo único importante: la gente.