En esta semana hemos visto manifestaciones de las que no estábamos acostumbrados a ver en el estado de Nuevo León, particularmente en contra del Poder Judicial.
Como todos sabemos, los conflictos entre cónyuges muchas veces escalan y se llevan a cabo en diferentes escenarios, incluso afuera de los coliseos jurídicos vulgo tribunales, se dice que la figura que termina una relación entre cónyuges es el divorcio, pero este nunca debe ser materia para divorciarse o distanciar a los hijos de sus padres. Bueno, eso puede ser considerado como pensamiento doctrinal pero en la práctica los hijos menores son usados por alguno de los padres para llevar a cabo sus intereses, ya sea por desquite o venganza por lo sufrido, las carencias de amor, fidelidad, dinero, atención, etc., pero también para condicionar la convivencia para forzar a que se resuelva alguna de las pretensiones de quien tiene la custodia, muchas de las veces en materia económica. Pero también hay casos donde se teme que se realice una sustracción ilegal de menores o hay quien acusa a su excónyuge de conductas reprobables y por eso requieren de una convivencia supervisada en un lugar destinado para ese efecto.
Desde hace ya algunos años, el Tribunal Superior de Justicia en el estado tiene una casa de aquellas grandes y como de cuento ubicada por la calle José Benítez en la colonia Obispado, destinada a ser un centro de convivencia con menores, lugar donde los padres en conflicto llevan a sus hijos para que la contraparte los pueda tener cerca y convivir por el espacio de tiempo que tengan autorizado por resolución judicial.
Bueno pues, lo que tengo entendido es que hay padres de hijos que sólo pueden ver algunos momentos cada cierto tiempo y lo tienen que hacer en este lugar y con supervisión del personal de ese centro. La protesta interrumpe la circulación vial de la calle Escobedo en su cruce con Allende donde se instalaron carpas y lonas con fotos de los personajes a los que toca administrar la justicia familiar, ellos se duelen de que esta sea la forma en que puedan pasar la Navidad, época en que nos sensibilizamos todos por los sentimientos del amor, la paz y lo que el nacimiento del Niño Dios representa en nuestras costumbres.
Nos dicen que les parece que no tienen corazón los empleados del Poder Judicial que pretenden tener cerrado ese importante lugar destinado a la convivencia fraterna entre padres e hijos en esta temporada de amor. No ven bien que se antepongan las vacaciones de personas que se supone son servidores públicos y que su labor especifica es de vital importancia en la adecuada convivencia de los involucrados.
Obviamente no se puede esperar que se produzca una manifestación de parte de los menores, que seguro serán los más afectados si la autoridad del tribunal insiste en descansar sobre el sagrado derecho de los hijos de ver y convivir con sus padres.
Me dijeron frases como esta: “LOS DEL PODER JUDICIAL TIENEN CORAZÓN DE PIEDRA”, “NO SE APIADAN DE LOS QUE TENEMOS HIJOS EN CONVIVENCIA RESTRINGIDA O SUPERVISADA”. Hay más, pero las otras no están muy publicables.
Creo que las instituciones tienen que dejar de ser frías y privilegiar los derechos de los menores y pactar los periodos de descanso del personal que allá labora de manera escalonada durante el año, de manera que este lugar esté siempre dispuesto a cumplir con su objetivo para lo que fue creado, que sea un lugar para resolver temas familiares y no motivo de nuevas disputas.
Al caso, debo proponer que instancias como el sistema DIF estatal pudieran considerar tener otros centros para cumplir con esa importante misión en diferentes ubicaciones físicas y quizá contar con el apoyo de los municipios para tener una cobertura adecuada a lo largo y ancho del estado y que ningún menor sea privado de la oportunidad de convivir con sus padres, independientemente del conflicto que hayan tenido los adultos que los trajeron al mundo. Será mucho pedir para los magistrados tomarse el tiempo de resolver este tema antes de irse de vacaciones.
Por su atención gracias y que disfruten los que merezcan ese beneficio laboral con la satisfacción del deber cumplido.
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