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Opinión

La inflación eterna: los años 70 regresan al siglo XXI

Inteligencia Financiera Global

Hoy, los mercados respiran un aire denso que, inevitablemente, recuerda a la década de 1970. Tasas de interés en máximos: déficits fiscales crecientes y gobiernos debilitados que buscan someter a los bancos centrales. Richard Nixon ya jugó esa carta: presionó a la Fed (Reserva Federal, banco central de EUA) para forzar un boom electoral. El resultado fue catastrófico: inflación desbordada, controles de precios inútiles y un desplome bursátil histórico.

Michael Hartnett, estratega jefe de Bank of America y uno de los analistas más acertados de Wall Street, advierte que estamos en una reedición de esa historia.  Y estamos de acuerdo.
En uno de sus informes privados recientes, titulado “Invisible Hand to Visible Fist” (De la mano invisible al puño visible) anticipa la próxima jugada: control directo de la curva de rendimientos (Yield Curve Control, YCC), el fin de la libre formación de tasas y un giro masivo de los inversores hacia activos como el oro y el bitcoin.

Rendimientos que huelen a pólvora

Los bonos de largo plazo en todo el mundo están en su nivel más alto en décadas, lo que indica una fuerte caída en su valor. El bono británico roza el 5.6% —máximo desde 1998—, en Francia y Japón, se alcanzan niveles no vistos desde 2009 y 1999. En EUA, el Treasury (bono del Tesoro) a 30 años coquetea con el umbral crítico del 5%.

No es casualidad. Son los llamados bond vigilantes (vigilantes de los bonos) castigando a los gobiernos más frágiles y a líderes con baja popularidad. La historia muestra que, en 43 elecciones recientes, en 32 casos los mandatarios y el oficialismo perdieron. El mercado vota primero, y sin piedad.

Bancos centrales bajo presión

Pese a este nerviosismo en la renta fija, las bolsas todavía aguantan. Los inversionistas descuentan que los bancos centrales volverán a intervenir con Price Keeping Operations (PKO, Operaciones de Mantenimiento de Precios), flexibilización cuantitativa (QE, o sea, “impresión” masiva de dinero), Twist y YCC son ya parte del diccionario. El mensaje es claro: cuando la deuda amenaza con desorden, la autoridad se sienta en la mesa a manipular los mercados, lo que, a la larga, resulta en peores efectos.

Por eso, Hartnett recomienda el refugio hacia oro y criptos. Si los rendimientos logran estabilizarse, habrá espacio para un repunte bursátil, especialmente en sectores sensibles a tasas: biotecnología, REITs (fideicomisos de inversión inmobiliaria) y small caps (acciones de empresas pequeñas).

El espejo de Nixon

La analogía es inevitable. Entre 1970 y 1974, Nixon forzó a la Fed a flexibilizar agresivamente la política monetaria y, en 1971, desvinculó al dólar de su respaldo en oro. 

El resultado inicial: un rally (alza bursátil) de más de 60% en la bolsa, liderado por las célebres Nifty Fifty (las “cincuenta magníficas”). Hoy la foto es parecida con las “Siete Magníficas”.

Pero ese auge fue breve: la inflación se disparó del 3% al 12% en cuatro años. Los controles de precios fracasaron, y la Fed tuvo que subir tasas agresivamente a inicios de los 80, lo que provocó una crisis en México y muchos otros países con deudas en dólares. 

Con el shock petrolero de 1973, la fiesta terminó en recesión y una caída del 45% en bolsa. Las Nifty Fifty se desplomaron, y el liderazgo pasó a acciones de valor y small caps.

Una advertencia clara

La lección de los 70 es simple: los booms (auges) fabricados por la política acaban en bust (colapso). Hartnett resume sus recomendaciones sugiriendo cautela: diversificar, tener oro, cripto y una exposición más amplia a acciones.

Lo que podemos adelantar hoy, con bastante certeza, es que el escenario aludido irremediablemente se podría repetir. Sea que los mercados bursátiles, en algunos años, se desplomen o no, lo inevitable es un entorno global marcado por dos o tres décadas de inflación elevada e inestable.

La historia nunca se repite de manera exacta, pero hay lecciones que aprender.

Ante ello, en este espacio y para nuestros suscriptores de Top Money Report, destacamos nuestra coincidencia con Hartnett en el sentido de ser cauteloso en la bolsa y maximizar la inversión de menos riesgo en activos en valor, de los cuales, el oro es el rey y el bitcoin, su heredero tecnológico.

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