Debemos dejar de mirar hacia otro lado, cuando escuchamos que una mamá está luchando por recuperar a sus hijos.
Comparto a continuación algunos testimonios: “Después de un año y 10 meses de violencia vicaria recuperé a mi hija, ahora según el convenio mi hija se va los fines de semana con su papá… lleva tres domingos que llora al momento de la entrega, me dice que no quiere regresar conmigo cuando toda la semana ella ni siquiera pregunta por él”.
“Me despido del grupo perdí un año sin mis hijos, un año esperando justicia y seguimos como al principio o peor y ya no puedo seguir buscando justicia, estarme desahogando tampoco sirve de nada suerte en sus procesos”.
“Recuerdan que me dieron otra fecha para el juicio por que el señor no tenía sus pruebas listas…, pues hoy fue el juicio y nuevamente me dieron otra fecha por que el señor quiere presentar a mis hijos en el juicio y el juez lo aceptó, siempre y cuando los menores quieran”.
Estos y otros casos sobre violencia vicaria se plasman todos los días en los muros, en las plataformas, en los periódicos, y seguimos sin verlos, decidimos seguir viendo hacia otro lado cuando escuchamos que una mamá está luchando por recuperar a sus hijos, quizás por indiferencia, quizá por excesiva empatía, quizá por cultura.
A nivel nacional, 2,231 mujeres declaran haber experimentado violencia vicaria, de acuerdo a la segunda encuesta realizada por el Frente Nacional Contra la Violencia Vicaria. También, 9 de cada 10 agresores cuentan con herramientas para bloquear los procesos legales que interponen las víctimas.
A partir de mayo del 2023 Nuevo León abrió los ojos ante las peticiones de las víctimas, y aunque se aprobó por decisión unánime, nos da la idea que ante la ley ya hay una figura a la cual podemos recurrir de ser necesario.
Los diferentes colectivos han hecho mucho incluyendo una categorización de las diferentes consecuencias sobre el cómo afecta la violencia vicaria a las víctimas en la salud, la misma encuesta del Frente Nacional, revela que de las más de 2,000 entrevistadas, el 89% experimentó daños psicoemocionales; de ese total, las mujeres reportaron padecer: Estrés, ansiedad, depresión, miedo, ideas de suicidio.
Mientras que en ocasiones se presentan alteraciones físicas y sintomáticas por daños psicoemocionales: Falta de sueño, dolor de cabeza, dolor físico, falta de apetito, colitis y gastritis.
Estos síntomas pueden tener graves consecuencias en la salud si se tienen de manera frecuente y prolongada. La mayoría de los casos de sustracción de las infancias se prolongan entre un año o un año y medio.
Estos casos son largo y desgastantes, a muchos niveles, si te encuentras o sabes de alguien que viva esta situación apóyala contactándola con los colectivos adecuados donde recibirá la asesoría adecuada, si eres abogado recuerda que eres parte fundamental del proceso sea ético y responsable, si eres familia se comprensivo.
Entre todos podemos ayudar a que estos casos se revuelvan lo mejor y más seguro posibles.