Sigue Movimiento Ciudadano y el consultor Miguel Meza jalando del hilo de las presuntas pillerías sobre el contendiente a la alcaldía de Monterrey Adrián de la Garza. Todo comenzó desde hace dos semanas apuntando a ese foco con duras denuncias en las que se juega el todo por el todo, subiendo de intensidad.
Ahora se habla de $419 millones de pesos de la administración de Adrián para desviarlos de la administración municipal que él encabezó a su campaña para gobernador en 2021.
Se habla de coacción del voto; de un entramado ilegal de estructuras electorales.
¿No sería tiempo ya de que alguien del bloque del PRIAN extendiera la vista y respondiera con atención a los señalamientos de Movimiento Ciudadano sobre el candidato priista a la alcaldía regiomontana con implicaciones en la conducción del proceso electoral en curso?
Lo curioso es que sobre aviso no hay engaño. Miguel Meza, el consultor en litigio y derecho anticorrupción ya había advertido que apretaría el nudo de este enclave de complicidades y ahora precisa que todo comenzó “con la adquisición en mayo de 2020 de 800 tabletas cargadas con software para mapear el estado, mismas que se le compraron a la empresa Gobierno Digital, SA de CV, de la que es presidente Carlos Pacheco, el llamado gurú de las estructuras electorales de tierra”.
Hace tiempo leí el libro de Pacheco Un like no es un voto y recuerdo cómo quien fuera asesor de Jaime Rodríguez “El Bronco” y uno de los cerebros del programa Aliados Contigo, desde el cual se recolectaron las firmas de la campaña presidencial del exgobernador, dijera una retahíla de conjeturas tan controvertidas, rayando en la ilegalidad, en el libro de su autoría. Privilegiaba Pacheco la campaña de tierra y depreciaba la campaña de aire.
Dice Meza que Pacheco describe en su libro cómo funcionaba el mecanismo electoral de tierra que operó en Monterrey y que refleja “el desvío de recursos de los operadores de Adrián”.
Se trata, de acuerdo con Meza, de 800 tabletas “pagadas con $2.4 millones de pesos del ayuntamiento de Monterrey”, uno de los municipios más poderosos del país”.
Meza documenta sus persistentes señalamientos con fotografías, y gráficas sobre cómo se compró el voto en esa campaña de 2021.
Y añade en su acusación, la compra de computadoras que dejó la administración de Adrián, y con la cual “se conformó una estructura de 1,200 trabajadores para la campaña, en la que se encontraban en calidad de operadores electoreros los jueces auxiliares, cuyo cargo honorífico, dejaron “para pedir licencia por un año y tres meses antes de la elección de 2021, pero fueron dados de alta en la nómina municipal y ya como empleados operaron para la campaña, en lo que se desviaron $76 millones de pesos”.
Y continúa Meza: “ya con el mapeo del estado en las tabletas, se cerró la estructura electoral con 1,200 trabajadores para la campaña con los que detectaban a los priistas seguros y a los indecisos”.
A los primeros presuntamente se les entregaban dádivas para mantenerlos “aceitados” y a los segundos los persuadían para votar por De la Garza.
Este engranaje de presunta compra de votos, “se dio a través del programa Tu Alcalde Va, también diseñado por Carlos Pacheco, que incluía la Tarjeta Regia, la entrega de gel antibacterial, juguetes y despensas.
Sólo con la Tarjeta Regia se repartieron $344.6 millones de pesos a la estructura priista, por donde corrió la entrega de $1,500 pesos bimestrales”.
Dice Meza, que con esta estructura bajo las sombras, “Adrián rebasó el tope de campaña por la gubernatura en 1,974% y, lo más grave, el desvío de $ 419 millones de pesos es el equivalente a cuatro veces el presupuesto del DIF Monterrey”.
Me llama la atención que en su libro Un like no es un voto, el autor Carlos Pacheco confiesa en la introducción: “Mi primer mentor en el tema me dijo: ‘en una campaña se necesitan muchos recursos y que no sean tuyos, porque no los vas a querer gastar y eso significa que vas a perder’”.
En otras palabras, ¿mejor valerte de dinero ajeno, que no sea tuyo para que sí quieras gastarlo y ganar así la elección?
Y mañana: ¿de qué trata el libro Un like no es un voto, de Carlos Pacheco, que tanto revuelo ha levantado?
¿A confesión de parte, relevo de pruebas?