Dejemos fuera de las disputas de pareja a los hijos; no debemos olvidar el sentido de cuidado y protección que merecen.
Lunes por la mañana, entrada apresurada de los padres de familia, apurados por dejar a sus hijos a tiempo en la escuela, vemos llegar a pequeños todavía con los ojos dormidos, es muy interesante observar cómo cada padre, madre, abuelos participan en este desfile de mil colores.
Lupita llega fresca, sonriente desde la entrada contando todo su fin de semana, voltea y con una gran sonrisa le dice adiós a mamá, que la despide de vuelta desde el carro, sabemos que Lupita llega siempre temprano ya que su mami trabaja y sale volando para llegar a su oficina.
Llega Marcelo y desde la esquina sabemos que está por acercarse al trayecto final hacia la puerta, en su carro siempre traen la música fuerte, Marcelo se baja con toda la pila, aún con su manzana a medio comer ya que otra vez se hizo tarde y todavía no termina de desayunar, nos muestra su gran sonrisa y le da un like a su papá desde la entrada.
El papá de Marcelo viaja mucho así que cuando está en la ciudad aprovecha al máximo las horas que pasan juntos.
Y así pudiéramos enumerar un sinfín de historias que nos rodean como personal educativo, sin embargo, la historia de hoy es diferente, y es sobre Samy, el es un estudiante de segundo grado que está lleno de energía, amor, y muchos cuentos maravillosos, sin embargo, los lunes son complicados para él.
Los papis de Samy están separados y al parecer no se encuentran en los mejores términos, sabemos que Samy se va con su papá el fin de semana, y el lunes es complicado llegar para él. No voy a extenderme en detalles sólo comentare que el lunes Samy no es el de siempre.
Sabemos que las separaciones son complicadas, en muchos niveles, hay circunstancias que ponen a prueba hasta a la persona más sensata. La mayoría conlleva discusiones y volverse a poner de acuerdo.
Lamentablemente es en los hijos donde recae mucha de esta disputa, y es aquí donde como observadores o incluso colaboradores de la educación o acompañamiento de las familias, tenemos que poner el foco.
Los hijos no sólo son de uno o de otro, las leyes pueden hacer muchos artículos donde se obliguen a los derechos y obligaciones; pero más allá el sentido de cuidado y protección que los hijos merecen deberá ser prioridad.
Quizá me toque desarrollar habilidades que antes no tenía, como preparar lonches, lavar uniformes, hacer tareas, pero es parte de mi compromiso y responsabilidad como padre o madre.
No utilicemos a los hijos como medio de perjudicar al otro, porque más allá de crear situaciones de incomodidad, de desprestigio o verdaderamente de riesgo, al que perjudicamos es al más importante.
Seamos responsables, seamos padres preocupados y ocupados por seguir acompañando el crecimiento de los hijos, habrá muchas ocasiones para debatir puntos con la expareja pero por favor dejen a los hijos fuera de la pelea, no son monedas de cambio, ni dardos para lastimar o herir.