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Opinión

Autoengaño, ¿defensa o trampa?

Columna Invitada

‘Cualquier vida es difícilmente gobernable si no hay un constante esfuerzo por estar conectado a la realidad’, Alfonso Aguiló.

Hace unos días leía un artículo muy interesante sobre los últimos días de Hitler, describía un sinfín de situaciones bastante llamativas y una de ellas era la constante falta de aceptación de la derrota, aún teniendo otros datos, él seguía diciéndose y a su grupo más cercano, que todo estaba a favor de su ejército.

Incluso señala el artículo que teniendo a los soviéticos casi casi en la puerta, Hitler no cambiaba su postura que todo estaba a su favor y que en cualquier momento la victoria sería suya.

Dentro del artículo que les comento hacen hincapié en que Hilter era una persona sumamente inteligente y hábil en el manejo de las masas de la información, y deja en claro que esta estrategia de autoengaño no era más que una herramienta para seguir teniendo el apoyo de sus seguidores, sin embargo, hubo un momento donde él verdaderamente se la creyó.

Durante la vida tenemos un montón de situaciones que nos hacen difícil hacerle frente a la vida misma, ya sean problemas económicos, de salud, de reconocimiento laboral, incluso de aceptación social, y en este afán de seguir avanzando se recurre a esta puerta falsa, “no existe hasta que yo diga que existe”.

Y vamos dando largas a esas intervenciones, a esos estudios e incluso a esa plática que tanto cuesta tener, porque nos refugiamos en este espacio del que somos los únicos moradores, y queremos creer con todo nuestro corazón, que las cosas no avanzarán y que regresarán a ese estado más o menos tolerable del cual las circunstancias o nuestras decisiones nos han llevado a abandonar.

El autor Alfonso Aguiló escribe lo siguiente de una forma atinadísima: “El hombre, al ser abatido por la adversidad, se siente con frecuencia tentado a huir.

“Sin embargo, cualquier vida es difícilmente gobernable si no hay un constante esfuerzo por estar conectado a la realidad; si no se permanece en guardia frente a la mentira, o frente la seducción de la fantasía, cuando se presenta como un narcótico para eludir la realidad que nos cuesta aceptar”.

La puerta falsa de la tentación de lo irreal es constante, y constante ha de ser la lucha contra ella. De lo contrario, a la hora de decidir qué hay que hacer, no nos enfrentaremos con valor a lo que hoy toca vivir para comprobar su verdadera conveniencia, sino que caeremos en algún género de evasión de huida de la realidad o de nosotros mismos. 

El escapista busca vías de no enfrentar el problema. No los resuelve, se evade. En el fondo, teme a la realidad. Y si el problema no desaparece, será él quien desaparezca.

Definitivamente hay ocasiones que la realidad que nos toca enfrentar es muy dura y complicada y claro que queremos un poco de paz mental, no es contra estos 5 minutos de los que hablamos hoy, es de aquella huida de lo que pasa, del cual hablamos.

Negarse a aceptar la realidad, provoca más daño a nosotros mismos y a los que nos rodean. La verdad es nuestra mejor y sabia amiga, que siempre vendrá en nuestra ayuda aún a pesar de las circunstancias vale más conocerla, cierto es también que en ocasiones la verdad no se presenta clara, por lo cual será nuestro trabajo también practicar para entenderla mejor.

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