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Opinión

Los efectos desastrosos de la lluvia, el cambio climático y la negligencia

Fortaleza Ciudadana

Como parte del ciclo del agua, la lluvia tiene una serie de ventajas que nos dan vida, y eso es maravilloso. Que llueva con abundancia normalmente es benéfico y se agradece a Dios, así como a la madre naturaleza. En nuestra área metropolitana, permite que se llenen las presas, bajen los polvos y otros contaminantes que andan suspendidos en la atmósfera, reverdecen árboles y jardines. Enumerar lo bueno podría tomarnos un rato. 

En repetidas ocasiones, en esta columna he abordado el tema de los obstáculos que presenta la basura en los drenajes pluviales y las funestas condiciones que provoca: encharcamientos en el más leve de los casos, e inundaciones en otros, con afectaciones de muy diversas formas que perjudican automóviles o incluso el  patrimonios de negocios y casas habitación. 

Hablando de los daños provocados por las lluvias en casas habitación, el pasado 25 de septiembre, día en que llovió intensamente en muy poco tiempo —en un área específica—, se registró un fenómeno explicable como parte del cambio climático, lo que multiplica los efectos. En este caso en particular, al sur de la ciudad, en la colonia Cartujanos, la fuerte cantidad de agua rompió o venció la edificación de algunas casas. Tal volumen de fluido arrastró a personitas, causando lesiones; al final, perdió la vida un bebé de nombre Glafiro Santiago Tamez Hinojosa. A su familia expreso sinceramente mi condolencia, y pido al Creador que les dé fuerza para superar este hecho trágico que ha marcado la vida de su hogar. 

De acuerdo con las investigaciones realizadas por esta casa editora, El Horizonte y publicada en la portada de los días martes 7 y miércoles 8 del presente mes, se hace referencia a los hechos y también a la posibilidad de que la familia afectada solicite un peritaje para determinar la causa de los daños. Si bien es cierto que la lluvia fuerte es un fenómeno natural en la que el hombre no puede influir, lo que sí debe revisarse es si el lugar donde está construido el mencionado fraccionamiento respetó los principios de la ingeniería y, sobre todo, el comportamiento hidráulico. 

A mayor abundamiento: ¿si alguien modificó la bajada natural de la lluvia y sus escurrimientos para instalar en ese predio un conjunto de casas de viviendas? Mientras la lluvia fuera de baja intensidad, quizá no pasó nada. Estoy seguro de que no es la primera vez que llueve desde que se construyó esa colonia, pero quizá sí sea la primera con ese volumen y fuerza, lo que en suma causó los efectos devastadores sobre las propiedades. Y es que, cuando el agua entra con esa magnitud, ocurren los hechos que ya conocemos, cuyo resultado es imposible de revertir al estado anterior al evento meteorológico.

Me resultan muchas preguntas: ¿Qué pretende un desarrollo inmobiliario alterando el área donde se construye, modificando las bajadas naturales de agua de un cerro del tamaño del Cerro de la Silla? ¿Que acaso no hicieron estudios del comportamiento de aguas en ese lugar? ¿Están conscientes de que sacarle mayor provecho económico a un terreno y construir sobre una cañada, tarde o temprano tendría una consecuencia de este tipo? ¿Se atreverían a vivir en una de esas casas los accionistas de la desarrolladora inmobiliaria, sabiendo los riesgos en que se incurre? 

La misma pregunta para los ingenieros o arquitectos responsables de la obra. Me parece que hasta los maistros de la construcción pudieron haber dado una opinión más apegada a la ética, de acuerdo a su leal saber y entender. 

Hay daños irreparables, y seguramente se buscará al o los responsable, quienes serán requeridos por la autoridad competente y muy probablemente sancionados y obligados a indemnizar. Sin embargo, todo el dinero del mundo no regresará la felicidad a la familia Tamez Hinojosa. Las sanciones deben ir en cadena a todos los que fueron omisos o permisivos. 

Este martes, por primera vez, vi serio a nuestro amigo Facundo Ríos Leos, quien seguramente tendrá alguna asignación de cobertura ante el Todopoderoso. Creo que de los periodistas-reporteros ha sido el más longevo en activo, y siempre con una sonrisa. Presento mis respetos a su familia y mi felicitación a su esposa, porque el hombre siempre mostraba su sonrisa; algo muy bueno lo motivaba: su familia, que descanse en paz. Y nosotros, a seguirle.

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